PASCAR: Sistematización del Conservatorio “LA MISIÓN DE LOS LAICOS EN EL MUNDO”
29.07.2020//PASCAR// La celebración del “Día de la Iglesia Diocesana” fortaleció nuestra identidad de Iglesia Sinodal en Salida Misionera; fortaleció la unidad, comunión y nuestro caminar misionero, ahora por terrenos difíciles, de una vida sumida en una crisis sanitaria por la pandemia. Como Iglesia y específicamente como laicos, nos urge meditar nuestra identidad, vocación y misión desde el contexto histórico que hoy vivimos. Vemos necesario profundizar y sintonizar nuestra tarea misionera y espiritualidad con los cambios que se han generado en nuestro mundo.
Sistematización del Conservatorio
“LA MISIÓN DE LOS LAICOS EN EL MUNDO”
Jhonny Montero Irala, Director de PASCAR
El conversatorio inicia con una oración inspirada en el Evangelio de San Mateo 20,1-16. Palabra presente, donde el Señor nos invita a trabajar en su Viña, en el mundo actual que nos circunda, donde sus trabajadores se están enfermando y muriendo, están en situación necesidad y pobreza. Hay mucho trabajo que hacer y Jesús nos dice: qué hacen ustedes sentados, tranquilos, desocupados y sin hacer nada en la plaza, “vayan también ustedes a mi viña”. El Papa Francisco, en esta linea, nos dice “no valconeen la vida”, métanse a ella, “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrase a las propias seguridades”.
Para vivir con valentía y coraje este llamado que Jesús nos hace a los laicos y pidiendo la protección de Dios en esta tarea, terminamos rezando una oración por los laicos del mundo y así dar inicio a nuestro conversatorio orientado por tres preguntas:
1. Cuáles son las circunstancias especiales que el mundo está viviendo hoy?
– Una primera es la complejidad misma de este mundo, de la realidad que vivimos; que unos y otros pretenden simplificarla desde visiones o posiciones excesivamente particulares, cuando los polos desde donde urge hacer un acercamiento, son diversos. La complejidad del mundo y sus circunstancias, demanda una apertura a los diversos planteamientos y visiones que surgen de otros ámbitos como el científico, tecnológico, económico, político, religioso, entre otros; para poder entender y actuar en este mismo mundo complejo de manera integral y efectiva. Sin embargo, es necesario delimitar los diferentes aspectos de la realidad, para un actuar concreto, pero con una actitud de escucha de otros planteamientos y una mirada amplia que llega siempre más allá del ámbito propio.
– Otra circunstancia a considerar es la globalización de los problemas. En el caso de la pandemia del coronavirus, no es un asunto local, sino global. No se ha quedado como una situación aislada, sino que su afección se ha globalizado. Esto, nos llama a considerar nuestro comportamiento humano destructor de nuestro hábitat y los efectos globales de nuestras acciones en contra del medio ambiente; los efectos globales de sistemas económicos con pretensión hegemónica; los efectos de intereses financieros, de poder y control mundial.
– Un mundo católico con una diversidad de niveles de compromiso. Considerando la cantidad de bautizados, son pocos los que viven su compromiso de servicio eclesial y misión en los diferentes ámbitos de la realidad. Son pocos los que toman conciencia crítica de la realidad. Muchas veces, se reduce el compromiso y sensibilidad del laicado al entorno familiar; descuidando el clamor de una mayoría social que está demandando solidaridad, justicia, salud, libertad, derechos…Somos nosotros quienes ponemos fronteras a nuestra realidad y compromiso; lo que está más allá, no lo conocemos, y si es así, a veces, solo lo observamos. Esta actitud está presente en muchos laicos católicos bautizados. Podemos ver un laicado comprometido con la construcción de un mundo desde la voluntad de Dios; otros construyéndolo, motivados y absorbidos por ideologías, intereses personales o de grupo; y hay quienes son solo espectadores.
– La creciente indiferencia a la Iglesia, a su quehacer (liturgia, sacramentos, servicios…). La poca referencia al pensamiento social de la Iglesia; hasta una cierta censura a los temas religiosos, por parte de algunos políticos, periodistas, autoridades e investigadores. Preguntémonos: La Biblia, la DSI constituye referencia para el análisis soci-político, económico… para orientar la vida en estos ámbitos? A las nuevas generaciones les interesa la vida de la Iglesia? En este contexto de pandemia, por qué se abren fábricas, supermercados, bancos, negocios…, y no los templos de nuestras parroquias? Es que en una eucaristía hay mayor riesgo de contagio? No necesitamos alimentarnos del Cuerpo y Sangre de Cristo?. Se está comenzando a dar una tendencia de indiferencia e insensibilidad religiosa. El escenario posible de futuro: Una sociedad carente de valores, de principios y criterios ético-morales.
2. De dónde surge nuestra vocación y compromiso misionero?
Los laicos, históricamente han pasado por diferentes niveles de participación, desde una pasividad en los actos litúrgicos, el aportan con sus limosna, ser ayudantes de la Iglesia, muchas veces sin la oportunidad de tomar decisiones para generar cambios en la misma. La renovación de la Iglesia ha estado reservada a la jerarquía. Sin embargo, esto se ha ido transformando, por el impulso de una nueva visión de los laicos, reflejada en documentos como la Christidelis laici, que afirma que los laicos deben vivir su espiritualidad y fe, en las realidades temporales: la familia, el trabajo, la política, el sindicalismo, entre otros ámbitos. La vocación particular de los laicos no se limita al ámbito estrictamente eclesial, sino lo puntual de los laicos es “ser un mejor padre, un mejor trabajador, político, sindicalista; un mejor profesional…desde nuestra espiritualidad cristiana”; así, estaremos viviendo nuestra vocación y misión en estas realidades temporales.
Nuestra misión surge también, desde nuestra pertenencia a una comunidad de fe, la comunidad de discípulos formada por Jesús. Nuestra misión, nace desde la convivencia y comunión de los amigos de Jesús. Como fieles laicos compartimos el sentir de Jesus, su proyecto, su experiencia filial, su misericordia, su opción preferencial por los empobrecidos. Los laicos debemos compartir el alma de Jesús. Esta es nuestra fe, y desde esta fe, estamos llamados a ser luz y sal en el mundo, a anunciar la alegría del Evangelio de Jesucristo, a consolidar históricamente el Reino de Dios en los ámbitos de la vida personal, familiar, social, empresarial, política, económica, entre otros. Así mismo, estamos llamados a ser sujetos de renovación de nuestra Iglesia. Los laicos han de ser los protagonistas en el proceso de repensar y consolidar nuevos modelos de Iglesia, de parroquia, de pastoral. Por ejemplo, en la implementación de una pastoral digital, con la implementación de la tecnología. Una tarea, donde los laicos pueden aportar sus conocimientos profesionales, pero siempre desde nuestra identidad y espiritualidad cristiana.
Los laicos reafirmamos nuestra vocación y misión en la fuente principal que es Dios Uno y Trino. Sin embargo, esta certeza se hace más compleja cuando el laico se pregunta por las razones individuales de asumir un nivel de compromiso. Si bien, el laico en un determinado momento de su vida, llega al conocimiento de su vocación y misión, esto no garantiza que lo viva con fidelidad en su cotidiano vivir. Esta conciencia de nuestra identidad, con los avatares de la vida se va diluyendo, lo que nos desafía a preguntarnos: Qué estamos haciendo para que los laicos vivan con fidelidad, lealtad y coherencia su identidad y vocación?. Por otro lado, en esta realidad tan compleja y diversa, los laicos se preguntan: El alimento de la espiritualidad cristiana de los laicos tiene como referencia exclusiva a los sacramentos o la vida dentro de la actividad de la Iglesia? Como explicar la dispersión de los jóvenes a convocatorias de orden religioso? Preguntas que invitan a pensar en otras realidades desde dónde pueden surgir la motivación de la misión de los laicos.
La vocación y misión como laicos, tiene su sustento en nuestra identidad cristiana. Se es cristiano: laico bautizado, discípulo y misionero, solo desde el encuentro personal con Jesucristo Resucitado en la oración, en la Eucaristía, en su Palabra, en el hermano necesitado. Este encuentro es fundante en nuestra identidad; es la fuerza, el alimento para vivir con autenticidad nuestra vocación y misión en el mundo. Necesitamos decir: “soy cristiano político”, “soy cristiano comerciante”, “soy cristiano peluquero, técnico, banquero, profesor….”. El ser cristiano, la fe en Jesús, la comunión con Él, es el punto central de nuestra vida, es el punto de partida de nuestra identidad. Es nuestra identidad más radical.
Podemos resumir entonces diciendo: Desde Jesús, desde la Iglesia… al mundo; a la acción en el mundo de la política, en el mundo de la economía, la cultura, al mundo del derecho y la justicia. De la palabra, a la acción en todas las circunstancias cotidianas. Los laicos estamos sumergidos en esta vida, en las realidades de este mundo secular. Pero lo importante no es ser laico, sino vivir nuestra identidad laical con el espíritu de Cristo Resucitado en todos los ámbitos de la vida. Nuestra misión es santificar las realidades de este mundo y continuadores de la obra redentora de Dios.
3. Cuáles serían los ámbitos más urgentes de nuestra misión?
El ámbito fundamental de la misión evangelizadora, que frecuentemente olvidamos, es “uno mismo”, nuestro interior, nuestra VIDA, nuestra mente y corazón. El primer lugar donde urge la presencia de Dios, es en nuestras propias vidas. Pues, como nos dice Jesus, ustedes son “Templos de Dios” “lugar de la presencia de Dios. Es desde nuestra interioridad de donde surge el amor, la misericordia, la justicia, el servicio, la entrega y compromiso. A este ámbito, le sigue la familia, bastión de la fe, del amor, de la esperanza, de la solidaridad y del bien común.
Ámbito importante de nuestro servicio misionero como laicos, es nuestra Iglesia Arquidiocesana organizada en Vicarías, parroquias; organizada en áreas pastorales, instituciones, fundaciones grupos y movimientos eclesiales. Como laicos “somos Iglesia y amamos la Iglesia, entonces con gozo y alegría, debemos dedicar parte de nuestra vida a servir a Dios y a nuestros hermanos, a través de estas instancias eclesiales. Un ámbito de servicio de todo cristiano, es dentro de la dinámica y vida eclesial: la vida litúrgica; la vida sacramental; la vida en comunidad: diversidad de grupos con sus respectivos carismas; la vida sinodal, con ello nos referimos a la comunión y al caminar juntos, como Iglesia.
El ámbito diverso donde los laicos ejercen sus funciones laborales, las realidades y lugares donde se encuentran para vivir su vida, su carisma, su oficio. Comenzando desde el propio hogar. Espacios donde el laico necesita dar testimonio. Realidades que nos están exigiendo un accionar más directo, concreto, genuino y de una incidencia real ante el sufrimiento de la gente concreta: por ejemplo, con los de la cárcel, los desvalidos de nuestras calles, los enfermos de coronavirus y sus familias. La respuesta a estos ámbitos es personal, pero también debe ser institucional. En este sentido, se necesita un trabajo conjunto y coordinado para una mayor incidencia en los ámbitos que están demandando la acción comprometida, no solo de los laicos, también de los sacerdotes. Ambos tenemos una misión compartida, tenemos una responsabilidad compartida. Juntos, unidos, encontrando un esfuerzo común, tenemos una presencia misionera, profética de mayor incidencia en esta y más allá de esta pandemia.
Para concluir, nos alegramos por este conversatorio que ha reafirmado nuestra identidad y compromiso laical. Nos sentimos motivados a dar más de lo que hacemos, a dar un paso más hacia adelante como laicos jóvenes, mujeres, adultos…; asumiendo con gozo la invitación del Papa Francisco, a estar en primera línea en la vida de la Iglesia y la vida del mundo. Damos gracias a Dios por esta oportunidad de reflexionar y pidiendo su protección volvemos a la vida para seguir viviendo con mayor entusiasmo nuestra vocación y misión, ahora, en un mundo en Pandemia.