Lo ha Dado todo (Mc.12,44)
Arquidiócesis de Sucre/CEAS/06/junio/2020//.- Amada Iglesia en la Arquidiócesis de Sucre, el evangelio del día de hoy nos hace un llamado a aprender a ver, a dar valor a la vida que se ofrece así misma; que consciente de su pequeñez, sin ruidos, en absoluta humildad, deja todo, TODO lo que precisa aún para vivir. Quién en Dios confía no ahorra nada. Al límite de la vida siempre es posible ofrecerlo todo y hacer de Dios nuestra única fuente de Esperanza.
Hoy seis de junio en 1909 es fundada la Primera Escuela Normal de profesores y preceptores de la República “Mariscal Sucre” en esta noble ciudad. Es también el día que celebramos la vida y vocación del maestro. Hacemos memoria de las palabras de don Ismael Montes (Presidente del País) que decía: “Así como salieron de esta ilustre ciudad de Charcas los primeros apóstoles de la emancipación americana, saldrán también, de esta escuela, los ardientes propagandistas y poderosos factores del progreso intelectual de la nación: los maestros que borrarán para siempre nuestros antagonismos y rencillas de campanario”.
En la actual coyuntura, contextualizar esas palabras sería motivo de muchas páginas evocadoras de la responsabilidad de la nación para con sus maestros y la corresponsabilidad de los mismos para dar la talla en esta dedicada, delicada y desafiante labor.
Como educadores de las Comunidades Educativas del Arzobispado de Sucre (CEAS), todo el personal habrá de sentir aún más suyo el llamado que encierra el Evangelio de hoy (Mc.12,38-44). Descubrirse como discípulo de Jesús que quiere ser reflejo, testimonio de la luz que nos permite ver y levantar el ánimo de un pueblo que se aferra a la esperanza. Sí queridos maestros y maestras no es posible procurar el progreso de una nación si es que ésta no olvida sus prejuicios, si los hombres no son capaces de renunciar a la vanidad y al mero cumplimiento de las normas esa actitud jamás redundará en una vida noble y buena.
Jesús nos invita a aprender a ver, discernir entre chasquidos metálicos, voces melosas y sedosos vestidos dónde está lo que quiere Dios, lo que Dios nos pide.
Dios nos pide ser luz, reflejo suyo, para ver y valorar lo correcto, para solidarizarnos con aquellos que han sido venido a menos y recordarles que si para el común de los hombres lo han perdido todo, aún es posible descubirir que el corazón conserva la esperanza y que podemos ponernos en pié.
Queridos maestros y maestras, somos discípulos que TESTIMONIAN LA ESPERANZA, cuando la oscuridad quiere doblegar el alma, el maestro es cooperador de la luz que rompe esta fuerza y la descubre aparente. Comprometidos con la persona y la comunidad despertemos la consciencia, recuperemos la dignidad perdida de los considerados últimos; proclamemos el derecho a la vida y sumemos fuerzas en la construcción de una vida más justa, más democrática, más feliz, más plena. Que respetando las especificas cualidades que cada uno tiene, recordemos que es Gracia a todo educador acompañar y formar el Don de Dios a la humanidad, en cada una de las personas y familias que nos toca cuidar y educar integralmente.
No es posible olvidar que tras cada uno de ustedes hay una familia que los impulsa y a la vez los sostiene; sabemos que en este tiempo en que las circunstancias nos han obligado a recorrer a zancadas rutas pedagógicas postergadas, hemos podido disminuir el precioso tiempo de compartir la vida de manera más plena en sus hogares, pedimos disculpas por ello.
Es nuestra esperanza confiada que ustedes junto a nosotros reconocen también que su corazón es grande y que hay una familia aún mayor que espera que lo den todo. SABEMOS QUE ES ASÍ y por ello nuestra mayor gratitud siempre. Con temor y esperanza hoy por hoy podemos decir que las palabras del Evangelio, nuestro lema, se hace carne en su vida y labor; por eso en gratitud y gozo en esta memorable fecha; grabemos pues en cabeza, corazón y oración el llamado de Jesús maestro para nuestras vidas: a “Servir y Dar la Vida” (Mt.20,28)
Nuestra profunda gratitud y oraciones para con todos y todas; sepan que siempre están en nuestro corazón y como prueba de ello recogemos y a la vez les hacemos memoria de gratitud en una frase que compartió con nosotros una gran profesional, maestra de una de nuestras comunidades educativas; en su nobleza resplandece la pasión educativa que descubrimos y valoramos en ustedes, nos sumamos a ella pues fruto de sus muchos años de servicio hoy recuerda: “Maestro: Que CEAS un camino de Amor y servicio a Dios y al prójimo”.
FELIZ DÍA DEL MAESTRO BOLIVIANO.