Miguel Manzanera SJ: “Vida oculta de Jesús”
Los cuatro evangelios y otros documentos neotestamentarios reconocidos por la Iglesia permiten conocer con gran certeza muchos aspectos de la vida de Jesús, el Hijo de Dios Padre, hecho hombre y nacido de la Virgen María. Pero hay todavía aspectos biográficos poco conocidos. Entre ellos el más enigmático posiblemente sea la llamada “vida oculta de Jesús”, que abarca desde los 12 años, cuando se quedó en el Templo de Jerusalén y luego volvió con sus padres a Nazaret, hasta que fue bautizado por Juan el Bautista en el rio Jordán a la edad de unos 30 años.
Los capítulos 1 y 2 del Evangelio de Lucas relatan el nacimiento de Jesús en Belén con sus antecedentes y también la infancia y la adolescencia de Jesús en Nazaret, indicando cómo Jesús crecía y se fortalecía, llenándose de Sabiduría y Gracia de Dios.
Como todo adolescente judío, al cumplir 12 años ya fue considerado mayor de edad debiendo cumplir todos los preceptos y los mandamientos religiosos. María y su esposo José, como era su costumbre, peregrinaban cada año desde Belén al Templo de Jerusalén para hacer las ofrendas y las oraciones rituales. Al tercer día emprendieron el camino de regreso, pero Jesús se quedó en Jerusalén sin saberlo sus padres. Éstos al no encontrarlo volvieron a la ciudad en su búsqueda.
Al cabo de tres días lo encontraron en el Templo, sentado entre los maestros, escuchándoles y haciéndoles preguntas, quedando todos los que le oían estupefactos por su inteligencia y sus respuestas.
Al encontrarlo sus padres quedaron sorprendidos y su madre le dijo: “Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando”. A lo que Jesús respondió: “¿Y por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debía estar en la casa de mi Padre?”.
En esta respuesta Jesús les dio a entender que su verdadero Padre era Dios, insinuando que iba a dejarles. Pero, al ver el gran dolor que sintieron, renunció a emanciparse y vivió sujeto a ellos en Nazaret. Allí progresaba en Sabiduría, en estatura y Gracia ente Dios y ante los hombres. Mientras su madre conservaba todas las cosas en su corazón.
Éste es el último dato que narra el Evangelio de Lucas sobre la vida de Jesús en la pequeña aldea de Nazaret, con sus padres y sus hermanos hasta que cumplió la edad de unos 30 años, siendo considerado hijo de José (Lc 3,23).
Cabe preguntar por qué Jesús permaneció la mayor parte de su vida en Nazaret, una aldea casi desconocida sin salir a predicar abiertamente la llegada del Reino de Dios. Jesús vivía en la casa de Nazaret colaborando en las tareas familiares de la casa y del campo y también en los trabajos de carpintería de José.
También acudiría a la sinagoga de Nazaret para escuchar la lectura de los libros sagrados y las predicaciones de los sacerdotes, reflexionando y orando sobre ellas. Aunque los evangelios no lo refieren, algunas revelaciones privadas describen la muerte de José en manos de Jesús y de María. Cabe pensar que Jesús no quiso salir a predicar estando José todavía vivo ya que existía el peligro de que lo habrían buscado para encarcelarlo e incluso matarlo.
Según el “Evangelio a los Hebreos”, manuscrito valioso pero del que solo se conservan fragmentos, la madre y los hermanos le decían a Jesús: “Juan el Bautista bautiza en remisión de los pecados. Vayamos también nosotros y seamos bautizados por Él”. Pero Jesús les dijo: “¿Qué pecado he cometido yo para que tenga que ser bautizado por él? De no ser que esto que acabo de decir sea un ignorancia mía”.
Con ello se indica que Jesús reflexionó sobre esta interpelación familiar y finalmente entendió que era la señal divina que esperaba para dejar Nazaret y empezar a predicar. Buscó a Juan el Bautista que estaba bautizando en la orilla del río Jordán para hacerse bautizar por él. Aunque Juan se resistió, finalmente accedió a bautizarle (Mateo 3, 13-17). Así Jesús inició su vida pública para evangelizar y para redimirnos del pecado.
(Miguel Manzanera SJ)