Mons. Jesús Pérez: “Santa María de Guadalupe en Sucre”
Los hijos de la Iglesia de Cristo celebramos en todo el mundo con gozo la natividad de María, el Nacimiento de la Madre del Salvador. Especialmente la ciudad de Sucre, celebra a la patrona de la capital de Bolivia, bajo la advocación de Virgen de Guadalupe, la “Mamita Gualala”, como cariñosamente, y con gran admiración y respeto, le llamamos. Esta fiesta ha estado precedida de 9 días de preparación, lo que llamamos novena. Durante estos 9 días de culto a Dios en honor de María, muchos nos hemos acercado a Ella, arrepintiéndonos de nuestros pecados, participando en la Eucaristía y recibiendo con humildad el cuerpo, sangre, alma y divinidad de Cristo. Han sido días de gracia y bendición. Miles de personas, niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos han pasado por delante de la imagen preciosa, rica y de rostro apacible y ojos misericordiosos.
Al celebrar con gran alegría el aniversario del nacimiento de la Madre de Cristo y Madre nuestra, la Virgen María, le pedimos en la oración colecta, que de Ella nos vengan la unidad y la paz: “…cuantos hemos recibido las primicias de la salvación por la Virgen María, consigamos aumento de paz en la fiesta de su Nacimiento”. En una de las antífonas de esta fiesta cantamos: “Celebremos la Natividad de la Virgen María, adorando a Cristo Señor, su Hijo”. Este exultante invitatorio expresa la razón fundamental del gozo que inunda a la Madre de la Iglesia en el día de hoy: la niña cuyo nacimiento se celebra, es la Madre de Dios. Con los sentimientos que tan sugestivo anuncio suscita, lleguémonos a la celestial Reina, contemplándola en la encantadora figura que arrobó en esta fecha a cielos y tierra. ¡Qué bella imagen, adornada de preciosos donativos que reflejan la devoción de nuestros antepasados! ¡Qué bello rostro, lleno de bondad y misericordia, el de nuestra imagen de Guadalupe!
Este día de la Natividad de María es la aurora, como la Asunción es el día del triunfo final. Los textos de las celebraciones litúrgicas rezuman alegría y gozo. Los cristianos siempre hemos visto en el nacimiento de María el inicio de la salvación de toda la humanidad: “cuando nació la Santísima Virgen María, el mundo se iluminó”, “tu nacimiento, Virgen Madre de Dios, anuncia la alegría a todo el mundo”. “De ti nació el sol de justicia, Jesucristo, nuestro Dios”. Si hay un día en que el lenguaje poético puede colorear nuestra oración, es precisamente hoy, en el aniversario del Nacimiento de María, la Madre de Dios y nuestra. Todo buen hijo se alegra y felicita a su madre en el aniversario de su nacimiento. Con alegría y júbilo digámosle: “Toda hermosa eres, María, y en Ti no hay mancha alguna. Tú eres la gloria de Jerusalén; Tú, la alegría de Israel; Tú, el honor de nuestro pueblo; Tú, la abogada de los pecadores. Oh María, Virgen prudentísima, Madre clementísima, ruega por nosotros; intercede a nuestro favor ante tu Hijo y Señor nuestro, Jesucristo”.
Sucre, 8 de septiembre de 2019
Fray Jesús Pérez Rodríguez
Arzobispo emérito de Sucre
[Imagen: CENACOM]