Monseñor Jesús Pérez: “Yo les digo”
El domingo pasado escuchamos de boca del gran Maestro, Cristo Jesús, sus enseñanzas con un género didáctico sumamente expresivo: el de las antítesis. Al “SE LES DIJO” contrapone Él ahora, y con autoridad, el “YO LES DIGO”. A veces no es de oposición a lo anterior, sino de perfeccionamiento e interiorización de lo que ya estaba en la ley o se enseñaba en las escuelas rabínicas. Continuamos leyendo el sermón de la montaña, con páginas a cual más exigentes y concretas sobre cómo deben comportarse los discípulos de Él, hoy nosotros los cristianos. Cristo profundiza y radicaliza más aún la doctrina anterior, a la caridad fraterna, el aspecto que caracteriza más este domingo.
El Evangelio nos propone el modelo admirable de Cristo Jesús: “Ámense los unos a los otros como yo les he amado”
El modelo que la palabra de Dios nos presenta para nuestra relación fraterna lo encontramos en lo que nos dice hoy el libro Levítico, y que repite también el Evangelio en varias ocasiones: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Nosotros sí nos amamos. Se trata de amar así a los demás. El Evangelio nos propone el modelo admirable de Cristo Jesús: “Ámense los unos a los otros como yo les he amado”. Cristo entregó su vida por toda la humanidad. Esto ha sido una gran prueba del amor, dando su vida por nosotros.
Generalmente nuestro amor es selectivo y se guía no tanto por las palabras y el ejemplo de Dios cuanto por nuestros gustos y atractivos. El sol de nuestra sonrisa no brilla espontáneamente para todos por igual ni la lluvia de nuestro servicio y cariño se prodiga sin diferencias. Pero el amor que no puede extenderse al “malo”, es decir, al que no responde a nuestras expectativas ni a los requerimientos, no es amor auténtico. Es mera búsqueda mezquina de sí mismo, expresión de un egoísmo que pone sus complacencias en aquellas personas que de una forma u otra nos resultan agradables o convenientes.
Leí más de una vez que, enemigo es aquel por quien espontáneamente no se siente ningún amor. Aquel que cuesta amar, porque ha defraudado, porque choca, molesta… Así también, que perdonar no es sólo pasar por alto una ofensa recibida, sino también el modo del ser del otro, distinto del que uno quisiera. O tolerar su modo de pensar, diferente del propio. Hechas estas aclaraciones, podemos hacernos algunas preguntas a propósito de quienes consideramos nuestros enemigos y cómo andamos en nuestro amor hacia ellos. ¿Cómo hablamos de ellos? ¿Qué deseamos para ellos? ¿Oramos por ellos como Jesús pide? ¿Estamos dispuestos a tenderles una mano, si se ofreciera la ocasión?
Me permito invitarles a leer los capítulos 5, 6 y 7 del apóstol y evangelista san Mateo. Él es quien todo este año nos instruirá...
Nos damos cuenta una vez más de que ser discípulo y seguidor fiel de Cristo no es nada fácil. Que en esta escuela hay una asignatura, la más importante, que se nos hace cuesta arriba, todos los días, como es el amor a todos y especialmente a los enemigos. Me permito invitarles a leer los capítulos 5, 6 y 7 del apóstol y evangelista san Mateo. Él es quien todo este año nos instruirá.
Sucre, 23 de febrero de 2020
Fray Jesús Pérez Rodríguez, O.F.M.
Arzobispo emérito de Sucre
[Imagen: http://panparaelespiritu.blogspot.com/]