UN ALTO EN EL CAMINO 02 DE OCTUBRE “LOS SANTOS ÁNGELES CUSTODIOS”
Los Ángeles son inteligencias espirituales que tienen un conocimiento, no como el del hombre, adquirido a través de sus sentidos y mediante un proceso gradual y laborioso, sino que lo obtienen por intuición.
De tal manera que no llegan a conclusiones por medio de razonamientos sino que en forma inmediata conocen la verdad.
Si bien los ángeles no conocen todo, por ejemplo, en cuanto al día del juicio “ni los ángeles de Dios “lo conocen (cL Mt 4, 24-36), entienden y conocen mucho más que los hombres.
Los ángeles se comunican entre ellos
Santo Tomás de Aquino sostiene que los ángeles se hablan entre sí por un mero acto de la voluntad, abriendo su mente y revelando cualquier idea que deseen transmitirse unos a otros.
Este lenguaje angélico descrito por Santo Tomás es llamado “iluminación”
Nuestros Ángeles de la Guarda oran por nosotros y con nosotros.
San Rafael Arcángel ofrecía las oraciones de Tobías (cl: Tb 12,12). El Ángel del Apocalipsis ofrece las oraciones de todos los santos (cf. Ap 8, 3-4) No es que el Señor no oiga nuestras oraciones, sino que los ángeles unen sus oraciones a las nuestras para hacerlas más aceptables a Dios.
Dice Santo Tomás de Aquino:
“Nuestro Ángel de la Guarda participa en todos los beneficios que recibimos de Dios, porque él nos ayuda a obtenerlos.”
Cuando el Arcángel San Rafael descubre su verdadera identidad a Tobías y a Sara, les hace saber lo siguiente:
“Cuando tú y Sara hacían oración, era yo el que presentaba el memorial de sus peticiones delante de la gloria del Señor; y lo mismo cuando tú enterrabas a los muertos.” (Tobías 12,12)
Ya en el nuevo testamento, Jesucristo mismo nos hace saber que nuestros Ángeles de la Guarda interceden directamente ante el Padre por nosotros:
“Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial.”(Mateo 18,10)
Según el Evangelio Según San Lucas, un Ángel Consolador se le apareció a Jesús en el huerto de los olivos para fortalecerlo. (Lucas 22,43)
El mismo Apóstol San Juan nos hace una revelación clara de esta intercesión en el libro de Apocalipsis:
“Y vino otro Ángel que se ubicó junto al altar con un incensario de oro y recibió una gran cantidad de perfumes, para ofrecerlos junto con la oración de todos los santos, sobre el altar de oro que está delante del trono. Y el humo de los perfumes, junto con las oraciones de los santos, subió desde la mano del Ángel hasta la presencia de Dios.” (Apocalipsis 8,3-4)