Mons. Jesús Pérez: “Cuarenta días de preparación y cincuenta de celebración”
Este es el día que hizo el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo, ¡ Aleluya !
Arquidiócesis de Sucre 23.04.2019//En esa larga liturgia de la pasada Vigilia Pascual, en todas partes del mundo, en las comunidades cristianas, escuchamos en las nueve lecturas de la Biblia, la historia de la salvación o las hazañas de todo lo que Dios ha hecho para la humanidad, para liberarla de la esclavitud del pecado. Es Jesús, en el evangelio de San Juan, quien afirma que la mayor esclavitud de la persona es el pecado. La preparación a la gran celebración de la Pascua – la Cuaresma– ha durado 40 días largos para que llegáramos convertidos a la Pascua, sin pecados, con la vida nueva del Resucitado. Hoy llegamos a la Pascua, y serán 50 días de la celebración de un “gran domingo”, nos dice San Atanasio. La celebración de la semana u octava de Pascua, o sea, esta semana, es como un día continuado, se prohíbe toda otra celebración. En la liturgia se repite este estribillo: “Este es el día que hizo el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo, Aleluya”.
La resurrección de Jesús de Nazaret no es un hecho histórico, al igual que lo es su pertenencia al pueblo de Israel, pues todos los historiadores, partiendo de Flavio Josefo lo mencionan como un fundador de los cristianos. Un hombre rico en enseñanzas y en palabras. La resurrección de Cristo es un misterio no perteneciente al mundo visible y evidente. Es un acto divino que nos resulta inaccesible a no ser por la fe, por los signos de la fe. La certeza de la resurrección de Jesucristo, el hecho central de nuestra fe cristiana, nos llega a través de unos hombres, los apóstoles y el gran número de discípulos que despidieron a Jesús cuando subió a los cielos. Para nosotros, los cristianos, sin duda es también un dato histórico por lo que cuentan los escritos de los evangelios y otros libros de la Biblia.
Nuestra existencia cristiana no camina hacia la muerte. Jesucristo es la prenda y la fuente de nuestra existencia eterna. La victoria sobre la muerte nos ha llegado por él. Él vive. El Papa Francisco ha publicado una exhortación a todos los pertenecientes a la Iglesia que, lleva como título: “Jesucristo vive”. Es una invitación a seguir a Jesús, pues él es nuestra esperanza para ser felices. Él nos da la salvación o vida eterna. La Pascua que vivimos con Cristo nos hace pasar desde ahora a la verdadera vida, que es comunión con Dios. Desde la mañana de Pascua vivimos en régimen de resurrección, y “en esta existencia cotidiana que recibimos de tu gracia, ha comenzado ya la vida eterna”. Esto no es una quimera o ilusión, es una realidad que estamos viviendo desde la fe en Cristo: “Camino, verdad y vida”.
Nuestra fe cristiana en la resurrección de Jesucristo debiera notarse como se notó en los apóstoles y discípulos. Debiera notarse siempre que algo ha cambiado en cada uno de los creyentes. El gran filósofo Nietzsche juzgaba así a Jesús: “Debería ser más notoria en sus discípulos la redención”. A veces los cristianos hemos sido juzgados de estar obsesionados por el pecado y la condenación, hasta parecer enemigos de la verdadera alegría y el amor. Por ello, hay que recordar que no es posible creer en la resurrección si no se ha tenido la experiencia de una renovación.
Mons. Jesús Pérez Rodríguez, OFM.
Obispo emérito de Sucre
[Imagen: religionenlibertad.com]