Bienaventurado el político que realiza la unidad

Arquidiócesis de Sucre/CEAS/10/09/2020//.- Amada Iglesia de Sucre de la mano con nuestra madre y por tanto protectora a quién hemos podido rendir tributo y presentar gratitud hace pocos días en la fiesta de la natividad, como Comunidades Educativas del Arzobispado de Sucre (CEAS) compartimos con ustedes algunas comprensiones de esta quinta bienaventuranza del político que el Cardanal F. Noguyen Van Thuan nos heredó.

Al reflexionar sobre la primera de estas bienaventuranzas dejábamos por sentado que la ocupación del quehacer político es una noble tarea que se asume para trabajar por el bien común. Hemos de recordar que el Papa Francisco exalta vocación política como “la máxima expresión de la caridad que procura el bien común” (EG 205). Ahora bien, junto con el Cardenal F.N. Van Thuan convocamos a comprender que el bien común que se ha de procurar comprende también el de lograr la unidad.

La unidad es el mayor deseo de Jesús para su Iglesia: “Que todos sean uno como Tú Padre estás en Mi y Yo en Ti ….” (Jn.17,21). La comunión que fortalece la comunidad es así uno de los mayores esfuerzos que caracteriza la vida de la Iglesia. Por tanto, como Iglesia, pueblo de Dios en nuestras Comunidades Educativas expresamos nuestro deseo de que éste sea también el esfuerzo de todo aquél que ha optado por el quehacer político.

Dios nos ha bendecido al permitirnos nacer en una patria tan rica en diversidad de suelos, pluralidad de naciones y culturas que nos hacen un pueblo con vocación universal. Es nuestra tarea, y más la del político, cuidar todos los mecanismos posibles para que esta diversidad sea integrada con gratitud en nuestras relaciones y proyecciones como Estado.

En estas fiestas en que hemos celebrado a nuestra Madre la Virgen María en la advocación de la Virgen de Guadalupe, debemos tener presente que la madre reconoce la diversidad, pero se felicita en la unidad y la solidaridad recíproca entre sus hijos. Hagamos pues todo lo que esté a nuestro alcance para que la unidad sea una meta jamás olvidada en nuestros principios y en nuestras acciones; en nuestras proyecciones como comunidades educativas, pero sobre todo como país.

Si la política es expresión de la caridad, es decir del Amor que lo da todo, pidamos a Dios, a María Madre y Reina por nuestros políticos, de manera tal que conociendo el esfuerzo de algunos para que prevalezcan las diferencias antes que la unidad, puedan asumir y expresar palabras, actitudes y actos que generen cercanía, que integren, que respeten, que dignifiquen y que progresivamente de manera honesta y decidida contribuyan a la construcción de una Bolivia plural, fraterna, con vocación de diálogo que escucha, expresa, aporta y construye a la edificación pacífica de un país en UNIDAD.