Bienaventurado el político que tiene una alta consideración y una profunda conciencia de su papel

Arquidiócesis de Sucre/CEAS/16/08/2020//.- Amada Iglesia nos ha tocado vivir duros tiempos en el contexto social y político. Hoy de manera particular podemos recordar las palabras que hacen el título de este artículo y que forman parte de las bienaventuranzas de los políticos que redacta el Cardenal N. Van Thuan, quien sufrió en carne propia las consecuencias de las injusticias de su tiempo; injusticias que han de buscar evitarse y para esto, es necesario soñar, trabajar y exigir que nuestros políticos procuren vivir esta noble tarea de manera digna

¿Por qué decimos noble tarea?: Porque como Iglesia definimos a la política como: «arte noble y difícil» (GS #73).

No olvidamos que quien se dedica a la política debe hacerlo porque le preocupa el bien común, que se juega su vida por ello; esta actitud hace noble la acción política. Pero también reconocemos que esta comprensión ha de ser trabajada en el corazón y en las obras de todas las personas, para que a su tiempo, vivan la política con esa fuerza.

 Cierto es que en estos tiempos nuestra Madre Iglesia ha tenido la responsabilidad de constituirse en puente de encuentro y diálogo; sus esfuerzos se han coronado con un tiempo de paz gracias al acuerdo social que se ha despertado.

La tarea no ha terminado, es preciso seguir orando para que estos esfuerzos vayan consolidándose en la vida de todos los habitantes de esta bendita tierra.

Como Comunidades Educativas del Arzobispado de Sucre (CEAS) reconocemos que: “la persona es el fundamento y fin de la convivencia política” y por tal, sentimos necesario compartir algunos textos que nos permitirán dar razón del por qué la Iglesia ha de intervenir aún más cuando motivaciones alejadas de la verdad generan desencuentros y contextos adversos.

Queremos recordar a Benedicto XVI quien refiere: “el orden justo de la sociedad y del Estado es una tarea principal de la política” (DCE No. 28), recordando que la justicia es el objeto y, por tanto, también la medida intrínseca de toda política.

Su SS Francisco expresa: “la política, si se lleva a cabo en el respeto fundamental de la vida, la libertad y la dignidad de las personas, puede convertirse verdaderamente en una forma eminente de la caridad” (La buena política está al servicio de la paz, 2019).

Guillermo Sandoval en un artículo titulado “Aparecida. El paso marcante de la DSI en América Latina”, pp 1 nos recuerda: “Cuando la Iglesia se olvida de su Doctrina Social, se olvida del hombre; y cuando se olvida del hombre, en cierto sentido se olvida de Dios”; por tanto, sentimos que como Iglesia hemos de recordar las reflexiones que su Espíritu ha suscitado en la vida de la Iglesia respecto a este tema. Sabiendo que los textos que se citan no pretenden ser exhaustivos en su orientación, los citamos a continuación:

La Conferencia de Aparecida nos recuerda que al abordar este tema hemos de tener en cuenta cuatro criterios:

  1. El criterio antropológico: “Es imposible evangelizar al hombre sin evangelizar lo político, porque lo político es constitutivo del hombre” (DP 513 / EN 29)
  2. Criterio pastoral: “desde la perspectiva de la fe, la actividad política no puede ser despreciada; antes, por el contrario debe valorizarse y tenerse en alta estima” (DP 514)
  3. Criterio moral: Para la Iglesia existe el deber y el derecho de estar presente en lo político; por ello se rechaza la tendencia de querer reducir el espacio de la fe solo a la vida personal (DP  515 y 516)
  4. Criterio eclesiológico: “la Iglesia respeta la autonomía de lo político” (DP 519) y sigue en esto lo afirmado por la GS 36.

Citamos también que:

“Pertenece a la misión de la Iglesia emitir un juicio moral sobre cosas que afectan al orden político cuando lo exijan los derechos fundamentales de la persona o la salvación de las almas, aplicando todos y solo aquellos medios que sean conformes al Evangelio y al bien de todos según la diversidad de tiempos y condiciones” (GS 76,5 / CAT. 2246).

“La Iglesia reclama el derecho, no el privilegio, de evangelizar todo el ámbito social, incluso el político” (CDSI No.70)

“El fundamento cristiano de toda política … la dignidad de la persona humana, que no es “solo individuo” sino naturaleza dotada de inteligencia y libre albedrío” (CDSI No. 384)

“El aspecto moral que debe tener toda acción política y que  no es otro distinto al cumplimiento del mandamiento del amor, “Debe inspirar, purificar y elevar todas las relaciones humanas en la vida social y política” (CDSI No 33), vía de la caridad que presupone y trasciende la justicia (CDSI No. 206), nos hace amar el bien común y “buscar efectivamente el bien de todas las personas, consideradas no solo individualmente, sino también en la dimensión social, vale decir: política, que las une” (CDSI No. 207).

Dos mil años de una historia comprometida con el servicio a favor de la vida de todos los hombres de todos los pueblos nutren muchísimos textos que en cada contexto han sabido levantar la voz para evitar la distorsión de la política; confiamos que los citados, aún su brevedad, despierten el deseo de acercarse a estos y otros para crecer en nuestro compromiso social.

Somos ciudadanos del cielo y no renunciamos al diálogo y la paz como vía transformación de la realidad que nos toca vivir.

Terminamos nuestra reflexión recordando también que: “No hay democracia con hambre, ni desarrollo con pobreza, ni justicia en la inequidad” (SS Francisco en “Justicia social y bien común” 2019).