Bienaventurado el político que trabaja por el bien común y no por su propio interés

Arquidiócesis de Sucre/CEAS/27/08/2020//.- Amada Iglesia que peregrina en la esperanza de aportar en la construcción de una sociedad más humana; como Comunidades Educativas del Arzobispado de Sucre (CEAS), queremos compartir con ustedes esta breve reflexión de la tercera bienaventuranza de los políticos que nos ofrece el Cardenal N. Van Thuan.

Podríamos tomar como fuente que motiva la reflexión el pasaje de Mt.20,1-16. Quien ha tenido la gracia de contar con un campo que tiene a bien administrar, ha de preocuparse porque la bendición de los frutos sea una oportunidad para compartir la alegría que brinda trabajo dignificador a la mayor cantidad de personas posibles. Desde luego el pago por este trabajo habrá de ser también digno y en la parábola equitativo para todos.

El pasaje nos recuerda que el dueño sale a diferentes horas y todas encuentra quien busca trabajo. Ninguno rechaza la oportunidad de entregar su fuerza; el empleador lo sabe y por ello ha de esforzarse por ser justo también en la paga. Si nuestra preocupación es honesta, Dios cuidará que la producción sea generosa de manera tal que nadie se quede sin lo esencial para vivir.

Nuestros políticos han de tomar ese ejemplo: No dar lo mínimo para que alcance para todos, sino más bien dar lo que en justicia y dignidad corresponde para cuidar la vida de todos y ser en la sociedad puente de fraternidad. Dios cuidará que lo justo, digno y necesario alcance para todos.

Cierto que habrá quienes eleven la voz reclamando una injusta distribución de sus bienes (en su lógica de tanto doy tanto recibo), pero el político como padre o madre de todos no mirará ni tiempo ni esfuerzo, cuidará el corazón de todos siendo justo, cumpliendo su palabra, entregando lo digno en justicia para garantizar el bien de todos sus hijos más allá de las particularidades de su esfuerzo. A su tiempo y sin dañar, cuidará de educar a quien en su miopía reclamaba aun habiendo recibido lo comprometido hacia él, que desde luego también fue digno y justo.

Dejémoslo claro: Es importante reconocer que es posible compartir la riqueza y los bienes; es tarea del político cuidar su justa distribución. Es necesario salir y animar a que todos puedan aportar con su trabajo; es fundamental corresponder con nobleza ética a las necesidades de cada quien; también es necesario educar a quien no ha salido de su mirada egoísta en la necesidad de enriquecernos compartiendo el pan, la vida y alegría del otro. Todos somos comunidad, todos somos Bolivia.

Hemos solo de citar el pasaje de Lucas,12,13-21 (Parábola del rico insensato) solo para recordar que nuestra vida en realidad no es nuestra, es de Dios y por tanto los frutos que podamos cosechar en esta tierra son para Él…. Él, allá donde nos dijo que estaría…. es decir, en los pobres.

Que el animal egoísmo que nos hace solo buscar nuestra sobrevivencia, atesorar los bienes que ni siquiera nos pertenecen; no venza la humana tarea por cuidar y promover la vida, por comprometernos por una sociedad cada vez más justa, más fraterna, más solidaria, más de Dios.

CEAS para “Servir y Dar la Vida” (Mt.20,28)