I-just-call-to-say-I-love-you

Diác. Javier Gómez, SSP: “Solo llamé para decir que te amo…”

El amor renueva la vida, la revitaliza y hace que veamos todo desde una nueva perspectiva. No es lo mismo escuchar una canción cuando no se ha vivido o no se está sintiendo la emoción/sentimiento descrita en la misma, que cuando vivimos lo que plantea, y nos identificamos con ella. En esos momentos parece que su sentimiento cala en lo más hondo, y la redescubrimos hasta como escrita para nosotros.

La labor de los poetas es dar forma, con las palabras, a los sentimientos inefables, la de los músicos es la de hacer que las musas de la vida cobren vida a través de la música. La del arte en general: la búsqueda y expresión de la belleza. Es por ello que el mejor criterio para saber cuando algo es arte de verdad es cuando es bello y deleita los sentidos. Aunque llamen “arte” a la irreverencia, a lo provocador y al mal gusto, nunca lo será, de hecho se nota en que esto último crea una reacción inmediata de escándalo, pero luego no trasciende en el tiempo, como sí lo hacen las obras que buscan expresar belleza y amor.

Digo todo esto porque recibí esta semana la inesperada llamada de un gran amigo me dijo “te llamo para decirte que te quiero… con esto del coronavirus (y mi salud) no sé si tendré chance para decírtelo en alguna otra ocasión”. De verdad que esa sincera e repentina expresión de afecto sincero me hizo salir lágrimas, y créanme que siendo siempre más racional que emocional, es difícil que eso me pase.

Desde ese momento, la canción de Stevie Wonder, “Solo llamé para decir que te quiero/amo” (I just call to say I love you), ha estado rondando en mi cabeza como reescrita para mí. Sobre todo porque en estos momentos no estoy en mi país, ni puedo darle un abrazo a ninguno de los de mi familia más cercana ni a muchos de mis seres queridos. Por otro lado, me siento bendecido por el hecho de vivir en una época donde por lo menos se los puedo decir con imágenes, y en tiempo real.

Supe el caso de la hermana Lucía Monterrumici, religiosa paulina de  Venezuela (ya fallecida, oriunda de Italia), quien, décadas atrás, se enteró, meses después, vía correo, de la muerte de su padre.

Dedico entonces lo que me queda de cuarentena a orar por las familias, todas en general. Esta es una época en la que se atenta contra ella, se busca cambiar el modelo tradicional, inspirado por Dios, por modelos artificiales,y por ello hasta se le ridiculiza. A quienes están pasando la cuarentena en familia: piénsenlo, estos pueden ser, mediante el amor, momentos inolvidables para expresarles afecto, en especial para favorecer el amor conyugal. Valórenlo, redescúbranse, ámense. Para luego es tarde. Si bien es cierto que mi comunidad es mi nueva familia, nunca será lo mismo que un vínculo de sangre. Dios les bendiga y fortalezca. Que Dios, que es Amor, les enseñe a amarse, como Él les ama, si no saben hacerlo.

(Diácono Javier Gómez Graterol, SSP)