DIFERENCIA ENTRE LA SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS Y EL DÍA DE LOS FIELES DIFUNTOS

31.10.2019//CENACOM// En el calendario de la Iglesia Católica celebramos el día de Todos los Santos el 1 de noviembre: hombres y mujeres de santidad, modelos de vida cristiana. Día de los fieles difuntos, 2 de noviembre, donde toda la Iglesia que peregrina en este mundo se reúne para orar por familiares, amigos fallecidos.

Solemnidad de Todos los Santos, 1 de noviembre

La iglesia celebra a todas aquellas personas que han alcanzado la santidad, que han sobresalido por su vivencia en virtudes de fe, esperanza, caridad y han sido la manifestación del amor de Dios en sus vidas, creciendo en oración y servicio.

Es una gran solemnidad en que la Iglesia Católica celebra a sus mejores hijos, aquellos que han brillado por sus obras y que son canonizados Santos y Santas. Aquellos que se han asemejado y que han seguido los pasos de Jesús y también aquellos que vivieron una vida de santidad de modo escondido: el obrero, la ama de casa, todo trabajador y tantos que animados y motivados por la fe, han sabido responder a las diferentes situaciones de la vida desde su hogar, en el trabajo y el diario vivir. A ellos celebramos el 1 de noviembre. Es una multitud de incontables Santos, como lo relata el libro del Apocalipsis.

Los fieles difuntos, 2 de noviembre

A ellos los celebramos el día 2 de noviembre donde toda la Iglesia que peregrina en este mundo se reúne para orar por los fieles difuntos: familiares, amigos y bienhechores que necesitan de nuestras oraciones, para alcanzar el perdón de los pecados y la salvación. La oración de la Iglesia peregrina en el mundo ayuda a estos hermanos nuestros, que han fallecido y que necesitan de nuestra intervención.

“Celebremos con fe, con devoción y en conciencia estos dos días santos, celebremos también nuestra vocación a la santidad porque desde nuestro bautismo estamos llamados a ser santos y agradezcamos a Dios por estos hermanos nuestros que han brillado por su fe, esperanza y su caridad embelleciendo nuestra Iglesia Católica. Oremos también por nuestros familiares, amigos y bienhechores ya difuntos, que necesitan purificarse para entrar en la gloria de Dios” (Pbro. Enrique Quiroga, Vicario de Pastoral)