Catedral de Sucre

Editorial -Correo del Sur-: “Cuidar nuestro patrimonio”

El 15 de abril de 2019 se produjo el incendio de la Catedral de Nuestra Señora de París, cuyo nombre original es Cathédrale Notre-Dame. A nueve meses de ocurrida la tragedia patrimonial, y pese a la oportuna intervención de los bomberos y la cantidad de recursos que se ha asignado para su restauración, el monumental edificio todavía corre riesgos.

Al día siguiente del incendio, y en este mismo espacio, habíamos señalado que lo ocurrido aquella fecha era un “escarmiento patrimonial”; es decir, una llamada de atención sobre el cuidado que merecen nuestros monumentos arquitectónicos religiosos.

Aquel entonces habíamos señalado que, como la Casa de la Libertad para Sucre y las casas de moneda para Potosí, Notre-Dame fue una de las razones por las que se inscribió a París, en el sitio identificado a orillas del río Sena, como Patrimonio de la Humanidad. Por tanto, la obligación de sus autoridades y ciudadanos es preservarla.

Pese al tiempo transcurrido, todavía no existe un informe oficial sobre las razones del incendio. El 18 de abril, un oficial de la policía judicial informó que los investigadores creen que un cortocircuito fue la causa más probable. El 25 de abril se consideró que la estructura era lo suficientemente segura para el ingreso de los investigadores, quienes afirmaron extraoficialmente que estaban considerando teorías relacionadas con el mal funcionamiento de los martillos eléctricos de las campanas y las colillas de cigarrillos. Como se ve, en todas las hipótesis –ninguna confirmada hasta el momento– prima el descuido… la irresponsabilidad.

Una tragedia de esa magnitud nos obliga a plantearnos cómo reaccionaríamos nosotros si nos ocurriera algo parecido. ¿Cómo afectaría a Potosí, o a Sucre, el incendio de sus respectivas catedrales que, además de la historia que concentran en sus muros, albergan invaluables obras de arte? En Potosí está la imagen del Señor de las Ánimas, de Gaspar de la Cueva, mientras que en la de Sucre se encuentra la muy venerada Virgen de Guadalupe, pintada por fray Diego de Ocaña en 1601. ¿Y qué decir de los notables cuyos restos se conservan en ambas catedrales? 

En un exceso de imaginación, podríamos preguntarnos, también, qué pasaría si se incendiaran la Casa de la Libertad, la de Moneda o el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia. ¿Estaríamos preparados para ese tipo de siniestros? La respuesta oficial sería que sí. La Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia nos diría que los repositorios a su cargo cuentan con todas las medidas de seguridad, pero… ¿no habrá estado igual o mejor protegida Notre-Dame? Y, así y todo, le pasó lo que le pasó y nada menos que cuando era restaurada.

Cabe, entonces, una reflexión. Si un edificio de la envergadura de Notre-Dame puede incendiarse, ninguno está a salvo. Eso no significa que no se haga nada sino todo lo contrario. Es buen momento para ver cómo están de protegidos nuestros monumentos. ¿Tienen todas las medidas de seguridad? ¿Cuentan con protección contra incendios? ¿Están asegurados?

Y, finalmente, ¿qué hacemos nosotros, los ciudadanos, para cuidarlos?

[Fuente: Correo del Sur (24-01-2020)]

[Imagen: misucre.com]