La paz y la violencia no pueden habitar juntas, donde hay violencia no hay lugar para Dios
Arquidiocesis de Sucre 09.05.2018//Impresionado por la participación de Chuquisaca en las manifestaciones, el Arzobispo de Sucre llamó a una rueda de prensa el día de ayer 8 de mayo en salones del Arzobispado acompañado por la Federación de Prensa Chuquisaca, el representante en DDHH, el Delegado de la Defensoría del pueblo en Chuquisaca, donde exhortó que la violencia es indigna del hombre, es una mentira porque va contra la verdad de nuestra fe, la violencia destruye la dignidad, la vida y la libertad del ser humado.
Hace un llamado a los líderes de este movimiento y la población que en estos momentos de conflictos acudamos a Dios con la oración para que el Espíritu Santo nos ayude a entendernos como hermanos e hijos de esta misma tierra y a vivir dialogando en unidad y fraternidad.
Texto completo mensaje Arzobispo de Sucre:
“La Paz y la violencia no pueden habitar juntas
donde hay violencia no puede estar Dios” (CDSI)
En estos momentos en que la población chuquisaqueña se encuentra movilizada exigiendo el respeto de sus justas demandas, considero que está en su legítimo derecho al hacerlo.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que, ante todo, debe primar el respeto y la tolerancia por el otro y la búsqueda siempre de soluciones pacíficas recorriendo el camino del entendimiento y desterrando cualquier enfrentamiento y formas de violencia.
Como Iglesia condenamos la represión que han sufrido nuestros hermanos movilizados en Macharetí y otros hechos recientes de intolerancia.
Las manifestaciones, los bloqueos, las marchas y paros son una forma pacífica de resistencia no violenta. No obstante, debemos estar conscientes que existen hermanos nuestros que viven de su trabajo día a día; entre otros, las tiendas de los barrios, los vendedores ambulantes o la pensión de la esquina, los taxistas, que nos prestan su servicio, por lo que debemos respetarlos y no agredirlos. Al igual que no se debería impedir el desarrollo de otras actividades que van en favor de la salud, educación, turismo, que se ven impedidas de la libre transitabilidad.
Como menciona el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, “la violencia no constituye jamás una respuesta justa”. La Iglesia proclama, con la convicción de su fe en Cristo y con la conciencia de su misión, “que la violencia es un mal, que la violencia es inaceptable como solución de los problemas, que la violencia es indigna del hombre. La violencia es una mentira, porque va contra la verdad de nuestra fe, la verdad de nuestra humanidad. La violencia destruye lo que pretende defender: la dignidad, la vida, la libertad del ser humano” (496).
Hago un llamado a los líderes de este movimiento y a toda la población, hombres y mujeres creyentes y a las personas de buena voluntad que en estos momentos de conflicto acudamos a Dios con nuestra oración para que el Espíritu Santo nos ayude a entendernos como hermanos e hijos de esta misma tierra y a vivir dialogando en unidad y fraternidad.
Que resuene en estos momentos el saludo de Cristo resucitado: la paz esté con ustedes.
+Jesús Juárez Párraga, S.D.B.
ARZOBISPO DE SUCRE