“Los justos brillarán como el sol en el reino de su padre” Mons. Adolfo Bittschi

20.07.2020//CENACOM// Monseñor Adolfo Bittschi, Obispo Auxiliar de nuestra Arquidiócesis en su homilía del 19 de julio pide orar por el Obispo de El Alto, Monseñor Eugenio  SCARPELLINI, los sacerdotes, religiosas, laicos comprometidos, médicos y personal sanitaria, policías que murieron la semana pasada por el Covid 19.

También pide por la Iglesia Diocesana de Sucre, la primera de Bolivia:” Te damos gracias Señor y te alabamos por la diócesis de Sucre Haz que, unidos  por la Palabra y la Eucaristía, y llenos del Espíritu Santo, vivamos con alegría la fe que nos hace Iglesia y nos convoca a vivir en comunidad”.

Homilía 19 de julio 2020,

Evangelio según san Mateo 13, 24 – 43

         

“LOS JUSTOS BRILLARÁN COMO EL SOL EN EL REINO DE SU PADRE”



Pidamos a Dios Padre que se cumple esta palabra para nuestro Hermano Obispo de El Alto, Monseñor Eugenio  SCARPELLINI, los sacerdotes, religiosas, laicos comprometidos, médicos y personal sanitaria, policías que murieron en esta semana pasada. Dales, Señor, el descanso eterno, y brilla para ellos la luz perpetua. Que descansen en paz. Amén.

Nos asombramos ante el mal que aflige el mundo: el corona virus. Jesús nos da hoy la clave de ese flagelo con la narración de la parábola de  la cizaña: Si Dios no interviene  para castigar inmediatamente a quienes obran mal, no es porque su amor impida que actúe su justicia, sino que El espera a que cada uno tenga que rendir cuentas de su vida. (Evangelio).

La primera lectura da pie a una reflexión similar: Dios castiga al perverso, es decir al satanás, pero es paciente y da lugar al arrepentimiento a cada ser humano.

En la epístola, san Pablo muestra que el Espíritu Santo trabaja dentro de cada uno de los bautizados. El Espíritu es quien orienta nuestra vida hacia Dios  y quien pide de nosotros.

Domingo pasado hemos escuchado la parábola del sembrador. Hoy sigue otra parábola basada en la vida del campo. La parábola de la cizaña que el dueño quiere que crezca junto con el trigo hasta la cosecha.   Un campesino ha estado durante el día en el campo, para sembrarlo. Un vecino que lo odia mortalmente, lo ha observado. Se le ocurre un pensamiento abominable y lo realiza aquella misma noche. Pasa y sin ser visto esparce por el mismo campo la semilla de cizaña. El campesino trabajador duerme tranquilo y, al principio, no se nota nada, pero cuando el trigo germina, aparece también la cizaña, en cantidad tan grande que sorprende. Los criados proponen al campesino la acción en sí razonable de arrancar la cizaña. No obstante sorprende, que el dueño rechaza la propuesta. Quiere que ambos crezcan juntos, para que el trigo no sufra ningún perjuicio. En eso nos damos cuenta que la parábola o comparación no se puede traducir y entender en todos los aspectos. Lo que sigue, sí es lo que se puede entender.

El dueño tiene paciencia hasta la siega, y entonces los segadores cumplirán el encargo del campesino de poner aparte la cizaña y atarla en gavillas para quemarla. Pero el trigo se guarda en el granero. Se expresa la paciencia de Dios. Toda separación y juicio antes de tiempo es una intromisión en el plan del dueño de la finca. Él se ha reservado el juicio para la final. Él soporta la cizaña y también el perjuicio que causa al trigo.  Al terminar la parábola transparenta que se habla de Dios Padre y del juicio final.

La segunda parábola del evangelio de hoy es la del grano de mostaza. ¿Por qué  debe representarse el poderoso Reino de Dios en unos principios tan raquíticos? ¿Qué debemos conservar en esta semilla minúscula del grano de mostaza?    Es todo el designio de Dios: lo insignificante delante de este mundo crecerá y se convertirá, por la fuerza que el creador puso en su interior, en un árbol visible para todo el mundo. Esta parábola hace pensar en el árbol universal del libro de Ezequiel (17, 22ss). Poniendo la mirada en este futuro el discípulo puede soportar con alegría el presente. Los pequeños principios actuales y sencillos no pueden compararse con la obra consumada. El mensaje céntrico es el CRECIMIENTO. El Reino de Dios sigue adelante. Nada ni nadie lo puede impedir. Dios conduce los acontecimientos de toda la historia hacia su glorioso objetivo.

La tercera parábola Jesús lo cuenta con mucha concisión en un solo versículo: un poco de levadura fermenta a toda la masa del pan. Como en la anterior parábola del grano de mostaza, algo pequeño produce un cambio significativo. Una pequeña cantidad hace un gran efecto. Por sus humildes indicios no se puede juzgar su pleno poder, desarrollo y grandeza. Lo importante de esta parábola es su EFICACIA, su vigorosa fuerza vital. El número pequeño y la cantidad minúscula que no se toma en cuenta, produce el crecimiento y su eficacia.

Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento Dios busca jóvenes para llevar adelante su obra: David vs. Goliat; el joven profeta Jeremía; los pescadores como enviados; una mujer sin estudio, pero guiado por Cristo, Catalina de Siena, hace volver el papa de exilio de Avignon. Otra jovencita termina con la guerra de cien años y libera su país, lo que no logró ningún general, Juana del Arco.

A continuación siguen dos versículos sobre el sentido de las parábolas de Jesús. Demuestran que el modo de hablar de Jesús en las parábolas corresponde a la Escritura, en el libro de los Salmos (78,2). Jesús habla al pueblo con parábolas, porque no presta atención al mensaje y no cree. El embotamiento de Israel en su mayoría no se debe a Dios ni a Jesús, sino a la desobediencia y terquedad de sus autoridades.

Volviendo a casa sus discípulos piden la aclaración de la parábola de la cizaña. Y Jesús se les descubre el drama de la historia y del juicio final.

En este mes oremos también por la Iglesia Diocesana de Sucre, la primera de Bolivia:” Te damos gracias Señor y te alabamos por la diócesis de Sucre Haz que, unidos  por la Palabra y la Eucaristía, y llenos del Espíritu Santo, vivamos con alegría la fe que nos hace Iglesia y nos convoca a vivir en comunidad”. “Somos Iglesia  sinodal en salida misionera” (lema)

 El Papa pide orar por nuestras familias para que sean acompañadas con amor, respeto y consejo. Rezamos: ¡Oh preciosísima sangre de Cristo, sangre de nuestra salvación!   ¡Sálvanos a nosotros, a nuestras familias, y al mundo entero!

El Evangelio es alegría. ¡Anúncialo! Y la Bendición del Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y sus familias y les acompañe hoy y siempre.