Miradas a la Virgencita (2): “Niños… siempre como niños”
A modo de oración del corazón en la Novena de María de Guadalupe.
Arquidiócesis de Sucre 06.09.18//Seguramente que ese debe ser nuestro objetivo en esta Novena. Qué menos, Madre, que intentar cumplir aquella límpida consigna del Maestro, tu Niño: Si no vuelven a ser como niños…
Mirarte a Ti, Virgencita de Guadalupe, nos transforma. No hace falta más que observar, discretamente, atentamente, los rostros de quienes estos días se acercan a tu altar. Hay en ellos un “no sé qué” que cautiva. Es como una chispa de magia. Como un fugaz encantamiento.
¡Es verdad, Mamita!… (y te imaginamos riendo nuestras ocurrencias, nuestros desvaríos… ¡discúlpanos!)
Mirarte a Ti nos descansa de las tórridas jornadas en que se multiplican las fatigas que nos trae la rutina, los desencuentros con unos y otros, las incomprensiones de los más cercanos, las críticas de quienes apenas nos conocen, la falta de comunicación sincera y gratuita.
Mirarte a Ti, Madrecita, es medicina segura cuando estamos enfermos. Y bálsamo en las broncas. Es seguridad cuando flaquea la Fe. Y armonía interior cuando los complejos y desvaríos tontos asoman su careto.
Mirarte a Ti nos hace sencillos. Simples. Nos quita pesos muertos y componendas retorcidas. Ya no hay sitio para la mentira y menos para la corrupción.
Mirarte a Ti, Niña nuestra, dispara los sueños. Esos benditos sueños que mueven y animan nuestra vida y que, bien lo sabemos, serán realidad tras la recta disciplina y el sereno esfuerzo de cada día.
Mirarte a Ti nos devuelve a la infancia. Por eso: qué menos que intentar en esta Novena cumplir aquella límpida consigna del Maestro, tu Niño: Si no vuelven a ser como niños…
Hoy volveremos.
Hoy queremos imitar al pequeño de la imagen que, cansado y soñador, reposa su afán en el hombro complaciente de su mamá. Bella y discreta estampa en la que adivinamos tu fecunda presencia maternal.
Niños… siempre como niños.
[P. Pedro Rentería Guardo]
[Imagen: Infodecom]