cirujano

Mons. Jesús Pérez: “Como un buen cirujano”

El próximo domingo, solemnidad de Cristo Rey del Universo, terminamos el Año Litúrgico e iniciaremos el nuevo año al domingo siguiente, el primero de diciembre. La Liturgia, por consiguiente,  sigue hablándonos de temas escatológicos, o sea, de los últimos tiempos, de la VIDA ETERNA. Como ya venía haciendo en domingos anteriores. Nos invita a mirar al futuro del mundo y a nuestro destino final. El cristiano siempre mira al futuro, piensa en el futuro y trabaja por conseguir la felicidad prometida por Jesucristo que nos ganó para todos el cielo. No lo dudemos, es palabra segura de Dios: Seremos felices para siempre, si es que le seguimos fielmente, Él es siempre fiel.

La medicina ha avanzado mucho, muchísimo. Los buenos cirujanos, que a Dios gracias hay, explican al paciente, con lujo de detalles, la intervención quirúrgica a la que va ser sometido. Le explican claramente el plan de trabajo que se han trazado, las posibilidades de éxito y también los riesgos que se van a correr. Sin duda alguna, que esto trae mucha paz y confianza al enfermo. Pues Jesús, el mejor entre los mejores cirujanos,  hace otro tanto con cada uno de nosotros, al explicarnos claramente lo que va a pasar para que no tengamos miedo alguno. Para que estemos seguros que todo va a salir bien pues estamos en sus manos divinas. Pero ¡cuidado!, todo paciente tiene que seguir las órdenes del médico.

El cristiano siempre mira al futuro, piensa en el futuro y trabaja por conseguir la felicidad prometida por Jesucristo que nos ganó para todos el cielo…

Jesús, ante el maravilloso espectáculo de Jerusalén y de su grandioso templo, dice a los oyentes, apóstoles y discípulos, unas palabras muy serias sobre el futuro de esta ciudad: “…llegará un día en que no quedará PIEDRA SOBRE PIEDRA”. Pero a continuación les habla de otros acontecimientos futuros, precedidos por gente que intentará engañarles diciendo “Yo soy” o “el momento está cerca”; también de guerras, terremotos, epidemias, hambre, espantos y signos del cielo, y de persecuciones a los creyentes, llevándolos a los tribunales y a la cárcel e incluso a la muerte. Dejémonos de tonterías, nadie sabe distinguir muy exactamente los dos niveles en los que habla Jesús: el fin de Jerusalén y el final de los tiempos. Lo que Jesús sí nos dice es que no es inminente: “…eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá enseguida”.

A  todos los creyentes en Jesús que caminamos con fe en pos de Jesucristo, esforzándonos por seguirle fielmente, nos interesa muchísimo saber que nuestro destino, es un destino de felicidad completa, por estar injertados en Cristo. La victoria nuestra es la misma victoria de Jesús. Él no quiere infundirnos miedo, sino una esperanza serena. Nos pone sobre aviso de falsas alarmas y, sobre todo, nos invita a ver en este anuncio un mensaje de salvación: “No tengan pánico”. Jesús termina el evangelio de hoy diciéndonos: “…con nuestra perseverancia salvaremos nuestras vidas”. Hermanos: el futuro de nuestra salvación está en el hoy de cada día.

Sucre, 17 de noviembre de 2019

Fray Jesús Pérez Rodríguez, O.F.M.

Arzobispo emérito de Sucre

[Fuente: bonomedico.es]