Mons. Jesús Pérez: “Creer en Cristo Resucitado”
Arquidiócesis de Sucre 30.05.2019//En la oración de este sexto domingo de Pascua pedimos “continuar celebrando con fervor estos días de alegría en honor de Cristo resucitado”. El tiempo pascual dura siete semanas y esto puede resultar largo para no pocos cristianos. Largo parece también a algunos cristianos la cuaresma. Largo parece a no pocos la santa misa. Por eso, la liturgia ha puesto esta oración en nuestros labios y corazón, la petición de la gracia de continuar celebrando la Pascua. Vale la pena continuar celebrando la Resurrección de Cristo, pues ésta es el fundamento de nuestra fe cristiana. Para el cristiano la celebración de la Cena del Señor o misa es algo muy importante para acrecentar la fe en la victoria de Cristo que con su muerte y resurrección nos ha liberado del pecado y nos ha hecho participes de su vida inmortal.
¿Qué es creer en Cristo resucitado? Es guardar la Palabra del Maestro y Señor, o sea, cumplir lo mandado por Cristo quien habló muy claro, cuando dice “no todo el que dice, Señor, Señor, se salvará sino el que haga la voluntad de mi Padre”. Por ello, les preparó en la última Cena para que fueran fuertes en esos momentos que se avecinaban con la pasión dolorosa y la muerte afrentosa. Les dio la paz, “mi paz les dejo, mi paz les doy… que no tiemble el corazón de ustedes… si me aman se alegrarían de que vaya al Padre”. Poco entendieron los discípulos estas palabras, pero más tarde con la ayuda del Espíritu Santo, comprendieron lo que el Maestro les quiso decir También ahora necesitamos paz y ánimos y alegría Porque en todos pueden haber eclipses de la presencia de Dios en nuestra vida.
En el evangelio de este domingo se nos dice: “El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará, iremos a él y habitaremos en él”. Esto no quiere decir que la persona provoque o cause el amor de Dios. Es Dios quien tiene la iniciativa en el diálogo amoroso y salvífico, pero necesita la respuesta de cada uno, para que se pueda dar la plenitud la intimidad. La verdad es que el cristiano es como un templo viviente en el que habita la divinidad y nos hace divinos. En el bautismo fuimos hechos hijos de Dios y templos vivientes del Espíritu. Por esa misma palabra nos manda amarnos unos a otros, así como Él nos ama a todos.
Cristo nos invita a amarle a él y a amarnos los unos a los otros como él nos amó. Por eso, tiene que notarse en nuestra vida en las relaciones con los hermanos en Cristo, que somos todos los bautizados, y, pedimos a Dios que “los misterios que estamos recordando -la Pascua- transformen nuestra vida y se manifiesten en nuestras obras. Nos queda mucho por avanzar para que seamos testigos de Cristo en la vida fraterna.
Sucre, 26 de mayo de 2019
Fray Jesús Pérez Rodríguez, O.F.M.
Arzobispo emérito de Sucre
[Imagen: radiomaria.org.ar]