Mons. Jesús Pérez

Mons. Jesús Pérez: “Cristo, Cordero y Pastor”

¡Qué hermoso y confortante es para todo discípulo de Jesús saber y sentir que Él es Pastor y Padre de nuestras almas!

Arquidiócesis de Sucre 14.05.2019//Estamos celebrando el cuarto domingo de Pascua, Domingo del Buen Pastor. Domingo mundial de oración por las vocaciones eclesiásticas o sacerdotales. A Jesús de Nazaret, el Viviente, acostumbramos darle diferentes nombres, partiendo de la misma Biblia, como el Cordero de Dios, el Rey, la Piedra angular, el Señor, luz, Camino, Versad, Vida, la Puerta. Cada año la liturgia del cuarto domingo nos presenta a Jesús como el Buen Pastor. ¡Qué hermoso y confortante es para todo discípulo de Jesús saber y sentir que Él es  Pastor y Padre de nuestras almas! Hoy es un día maravilloso para saborear la cercanía y la ternura de Jesús en lo más profundo de nuestro corazón. ¿Por qué no nos animamos a intimar con el Pastor que nos ama como nadie nos ha amado? Démonos tiempo para estar con él, a solas. Sin darnos tiempo para él, nunca llegaremos al gozo de estar con Dios.

Todos los cristianos sabemos muy bien que Cristo, el que vive, está con cada uno de los que aceptándole como su Señor y Salvador y recibido el bautismo y el Espíritu Santo, se ha adherido totalmente a él por la fe. Sabemos también muy bien que al que vive en gracia de Dios, él ha hecho morada en nosotros, actúa en las celebraciones de los sacramento, especialmente en el sacramento de la eucaristía. Sabemos, asimismo, que él está junto a nosotros, cuando dos o más nos reunimos en su nombre. Sabemos que él estará en la Iglesia, con justos y pecadores, hasta el final de los tiempos. Todo eso y mucho más están en la mente y el corazón de la mayoría de los cristianos. Pero la presencia de Dios en nosotros es un reto o desafío a nuestra imaginación y nuestro corazón.

Un escritor lleno de fe en Cristo, decía: “SÓLO SE SABE, LO QUE SE VIVE”. Hay que creer para ver y sentir a Dios. Esto ocurre, sin duda algún, para poder saborear que Jesús es el Salvador, el Enviado del Padre,  el Buen Pastor que da vida, y vida en abundancia, como nos dice Juan en el capítulo diez de su evangelio. El amor de Cristo como el de Dios Padre  tiene muchos medios para llegar a nosotros. La  Biblia sólo se entiende cuando se lee en actitud de oración. ¿Cómo escuchamos la voz amorosa del  Pastor, Cristo Jesús? Sí, Cristo Jesús ha dado su vida y la sigue dando cada día. Pero miremos también a Cristo como el Cordero de Dios, o sea, como la víctima propiciatoria que fue inmolada en la Cruz, para salvarnos de nuestros pecados. Cristo, Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, sabe, tiene la experiencia de lo que es sufrir. Cristo, Pastor y Cordero,  es el Salvador, una solo cosa con el Padre. Por eso, en la misa, no es correcto cantar el canto de la paz. Está determinado que se cante el Cordero de Dios, mientras se parte la hostia grande, pues el canto de la paz obnubila el gesto del partir el pan, pues, además, la eucaristía en libro de los Hechos se llama, “fracción del pan”.

Sucre, 12 de mayo de 2019

Fray Jesús Pérez Rodríguez, O.F.M.,

Arzobispo emérito de Sucre

[ImagenP. Hugo Carrasco, O.F.M.]