Optar por Cristo

Mons. Pérez: “Optar por Cristo”

Arquidiócesis de Sucre 28.08.18//En nuestra vida, cada día, tenemos que hacer opciones: opciones entre el bien y el mal, optar entre Dios y los dioses, entre el camino ancho y el estrecho. 

Hoy terminamos la lectura del evangelista Juan, que durante 5 domingos hemos escuchado en la eucaristía, este final del discurso nos presenta las reacciones de diversos sectores ante las palabras de Jesús y la interpelación que hace. Esta interpelación de Jesús es también válida para cada cristiano. Pregunta decisiva para que se decidieran por Cristo. La pregunta es decisiva, a favor o en contra de Cristo, es una disyuntiva tremenda, una disyuntiva entre la fe y la incredulidad. Los 12 apóstoles optaron por creer a Jesús, creer en las palabras con las que anunciaba el gran milagro de darse como “Pan de vida”, pan que alimenta la vida.

La disyuntiva que propuso Josué, como leemos hoy en la primera lectura, Josué 24, 1-2, 15-17.18 y la que hace Jesús a los israelitas sirve también para todos católicos. En nuestra vida, cada día, tenemos que hacer opciones: opciones entre el bien y el mal, optar entre Dios y los dioses, entre el camino ancho y el estrecho. Sabemos que muchos cristianos no se preocupan, no se molestan ni toman en cuenta estas palabras sobre la eucaristía. A Jesucristo no le interesan los números, no vive en función de “ratings”. Por eso, después de irse los discípulos, pregunta a los 12: ¿“también ustedes quieren irse?” Aunque Jesús vino para salvarnos y dar su vida en rescate por nuestros pecados, nos deja en plena libertad de seguirle o no. Pero, él sigue siempre ofreciéndonos su amistad, su amor.

La gente había presenciado tantos milagros, sobre todo el gran milagro de la multiplicación de los panes. Jesús aprovecha este milagro de los panes, para anunciar un milagro mayor, la institución de la eucaristía, que, a la vez, es una promesa: “Yo soy el Pan de vida.” Las reacciones fueron de huida, dejando a Jesús, pero estas reacciones no hubo cuando Jesús habló y expuso las bases para seguirle, como son los capítulos 5 al 7 de Mateo (las bienaventuranzas) como cuando habla del adulterio o del perdón de las ofensas. Jesús hace con esta promesa de la eucaristía que la casi totalidad de los presentes, incluidos los discípulos se marchasen murmuran y protestando, “que duro es este lenguaje, ¿quién podrá resistirlo?

Lo que propuso Josué al pueblo de Israel, no era nada fácil para dar una respuesta, pero dieron un SÍ, rotundo y con entusiasmo. Lo que Jesús pide a su pueblo, a su viña, tampoco era nada fácil, porque suponía un cambio de mentalidad y vida. El anuncio de la eucaristía es un gran desafío o reto, fue como la piedra de toque en el seguimiento de Cristo. Jesús ha pedido creer en él, para tener Vida eterna. Él se ponía en lugar de Dios. Igualmente, increíble eran las determinantes afirmaciones: “el que come mi cuerpo y toma mi sangre tiene Vida eterna y yo le resucitaré al final de los tiempos”. En la práctica religiosa como católicos, un gran número, o la mayoría, no viven este regalo inmenso del Señor, no creen que Jesús está en el pan y vino consagrados dentro de la misa.

Sucre, 26 de agosto de 2018

Fray Jesús Pérez Rodríguez, O.F.M.

Arzobispo emérito de Sucre

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