Presentación en Santa Cruz del Libro del Papa Francisco: “La vida después de la pandemia”
El viernes, 11 de diciembre se presentó en la Librería las Paulinas, el libro del Papa Francisco titulado: “La vida después de la pandemia”. El encargado de realizar esta presentación fue el P. Guillermo Siles – OMI, Párroco de la Parroquia San Martín de Porres y Presidente de la CBR – regional Santa Cruz.
Este libro nos invita a reflexionar sobre todo lo que hemos vivido y seguimos viviendo. Es un libro que trae reflexiones que transforman la mirada de la persona para un buen vivir. El papa quiere que esta experiencia de dolor y sufrimiento, nos cambie nos transforme y seamos renovados para seguir construyendo lo que Dios nos manda, un mundo, una sociedad y familia diferentes, más sensible al grito de los pobres, al clamor del necesitado y a la implantación de una verdadera justicia.
Presentación del libro del Papa Francisco
Por P. Guillermo Siles Paz. OMI
El Libro del Papa Francisco, fue lanzado durante los momentos más duros de la pandemia. Y ahora ya lo tenemos en nuestras manos para poderlo hojear, leer y releer las frases y relación de hechos que nos enfoca en cada momento transcendente que tuvo nuestro Papa Francisco.
En si este pequeño libro que titulado “La vida después de la Pandemia”, es bastante pequeño y muy denso porque tanto las reflexiones y análisis que hace el papa, son pronunciadas de forma muy profunda y meditada. A veces uno siente que en una frase hay toda una mirada de transformación y exigencias.
Este libro nos acerca a varios momentos que tiene el papa y son 8 reflexiones y enunciados, que fueron escritos y también leídos por él, en ocasiones especiales. Dentro de todas las palabras podemos encontrar muchos sueños, inquietudes y esperanzas para cambiar este mundo.
El Papa nos quiere hacer dar cuenta, que después de la pandemia, algo debe cambiar, de todo lo que vivimos, que no podemos volver a lo que teníamos normalmente. Porque este tiempo, nos fue enseñando muchas cosas, desde la vida cotidiana, desde la mirada del mercado, el tipo de sociedad y también el respeto a la misma naturaleza.
No podemos negar que el papa cuando escribe, pone su estilo coloquial y universal porque hace que todo el mundo, en su propio contexto, pueda comprender, porque está dirigido a todos los que sostienen la familia, la sociedad y los Estados.
Nadie podrá ignorar, como el Papa se pone en el contexto, y desde ahí nos ilumina los momentos más profundos. Tal vez muchos ya lo escuchamos y también leído, pero, aquí al verlos unidos, nos inspira a dar continuidad y seguimiento. Porque la mirada global que tiene el papa hace más digerible estas sus palabras. En este tiempo de pandemias todos hemos pasado momentos de dolor y sufrimientos, que se ven expuesto profundamente. Y ahora nos toca reflexionarlos y planearlos para no repetirlos.
El libro tiene un prefacio que grafica también la riqueza del papa en sus escritos y lo pone en tono de exigencias para tomarlos en cuenta, y es el cardenal Czerny. Hace que nos sacuda por dentro, para poder también ser agentes de cambio. Al tomar algunas frases nos va adelantando de qué debemos de considerarlos al leer. En si, son todas palabras de aliento, de animarnos a vivirlo y a no desfallecer sino a enderezar nuestro camino.
Tal vez algo a resalta es la empatía del papa en todo momento, saber que el siente todo lo que vivimos. O que su palabra parece muy dirigida a cada uno de nosotros. El siente de cerca la realidad y nos lo hace sentir para vivirlo de otra forma.
La primera reflexión es la que vivimos todos en el mundo, ese momento de oración. ¿Por qué tenéis miedo?”. Mensaje Urbi et orbi del Momento Extraordinario de Oración en tiempos de la pandemia, y lo hizo en el atrio de la Basílica de San Pedro, el 27 de marzo de 2020. Ahí nos hace una descripción de la desolación en la que estamos viviendo. Tal vez inclusive un sentido vivo, de mucha incertidumbre. El mundo viviendo el miedo por este coronavirus inesperado. Y todos buscando respuesta en Dios.
Nos dice no tengamos miedo, pero como, si las noticias, nos llegan, nos traen datos, cifras, muertos, y en todo sentido dolor, Pero el Papa partiendo del texto de. Mc. 4, 35, cuando los discípulos tienen miedo en la tormenta. Él nos describe. “Densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso: se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas. Nos encontramos asustados y perdidos”.
Trata de hacernos caer en cuenta que este tiempo, tan duro, es tiempo de prueba y que debemos de asumirlo pacientemente. Y asumir lo necesario. “Nos llamas a tomar este tiempo de prueba como un momento de elección. No es el momento de tu juicio, sino de nuestro juicio: el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás”.
Esta tormenta no trae muchas cosas, pero de hecho Dios quiere que reaccionemos, que pongamos atención a todos los detalles y por eso nos dice; “El Señor nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar. El Señor se despierta para despertar y avivar nuestra fe pascual. Tenemos un ancla: en su Cruz hemos sido salvados. Tenemos un timón: en su Cruz hemos sido rescatados”.
La incertidumbre, el dolor, la soledad y este momento difícil solo podemos entender asumiendo y comprendiendo la cruz. Y ciertamente todos nos fuimos y vamos aferrando a Dios, a acercaron a la vida en el Dejándonos guiar, Muchos se han dejado cautivar por la oración como la herramienta de la salvación. El papa nos presenta la Cruz, como signo de la salvación. Por eso en este contexto el Papa nos dice: “En su Cruz hemos sido salvados para hospedar la esperanza y dejar que sea ella quien fortalezca y sostenga todas las medidas y caminos posibles que nos ayuden a cuidarnos y a cuidar. Abrazar al Señor para abrazar la esperanza. Esta es la fuerza de la fe, que libera del miedo y da esperanza”.
Pero en otro momento y desde su propia experiencia también se acerca a los que están en primera línea., los médicos y enfermeras, aquellos que están tratando de ayudar humanamente y medicamente y su sensibilidad para dirigirse a las personas servidoras, que los llama como el ejército invisible. “Si la lucha contra el COVID es una guerra, ustedes son un verdadero ejercito invisible que está en las más peligrosas trincheras, Un ejército sin más arma que la solidaridad, la esperanza y el sentido de la comunidad que reverdece en estos días, en los que nadie se salva solo”.
Su sensibilidad es tan grande cuando refleja la vida de la gente pobre. “qué difícil es quedarse en casa para aquel que vive en una pequeña viviendo precaria o que directamente carece de un techo, Que difícil es para los migrantes o privados de libertad”. Ahí siente el papa el dolor, sufre al saber que miles de familias están desprovistas de un techo.
Esto lo sella cuando da su mensaje de Pascua y piensa en las personas con responsabilidades y los que están también viviendo la esperanza de la resurrección. “Este no es un tiempo de indiferencia porque el mundo entero está sufriendo y tiene que estar unido para afronta la pandemia”. Lo mismo dirá que no es un tiempo de egoísmo, divisiones, ni tiempo del olvido. “Queremos suprimirlas para siempre. Estas palabras pareciera que prevalen cuando en nosotros triunfa el miedo y la muerte, es decir, cuando no dejamos que sea el Señor que Jesús quien triunfe”.
El Papa Francisco con mucha facilidad es capaz de acercarnos a mirar lo cotidiano de una manera profunda sobre todo cuando nos dice que ahora los cristianos debemos de saber ser signos de esperanza, tener un plan para resucitar y es la alegría, algo tan suyo. Pero como en un ambiente de tanto dolor. “Invitar a la alegría pudiera parecer una provocación e incluso, una broma de mal gusto ante las graves consecuencias que estamos sufriendo por el COVID”.
También otra forma de resucitar es cuando se entregan a dar vida a dar todo de si como fueron los médicos, enfermeras, sacerdotes, voluntarios, religiosas, en fin, tanta gente disponible a ayudar a los otros. “los que se animaron a entregar todo lo que poseían para aportar un poco de cura, y de calma y alma a la situación. Y aunque la pregunta seguía siendo la misma ¿Quién nos corre la piedra del sepulcro?”. Aquí sí que fueron las mujeres que no se rindieron, ni se escaparon como los discípulos.
“Esta es la fuente nuestra alegría y esperanza que transforma nuestra acción, nuestras unciones, entregar nuestro velar y acompañar en todas las formas posibles en este tiempo no son ni serán en vano, no son entregadas para la muerte.”
En este ambiente de confinamiento de encerrarse, los efectos fueron grandes, que hacer, como vivir, de que vivir. De ahí que nosotros debemos de cultivar los anticuerpos frente a la globalización de la indiferencia. “Ojalá nos encuentre con los anticuerpos necesarios de la justicia, la caridad, y la solidaridad”. También eso nos ayudará a enfrentarnos ante el otro virus más fuerte que es el egoísmo. Porque nos recuerda que “esta pandemia nos recuerda que no hay diferencias, ni fronteras, entre los que sufren: todos somos frágiles, iguales y valiosos”.
El papa también dirige unas palabras a los que son silenciados e invisibles, a los vendedores callejeros de periódicos, los vendedores ambulantes, los recicladores, los feriantes, los pequeños agricultores, los constructores, los costureros, los que realizan distintas tareas de cuidado, no tienen un salario estable. “Miren a los más pobres, en estos días, puede ayudarnos a todos a ser conscientes de lo que realmente nos está pasando y de nuestra verdadera condición”
Como no puede dejar de falta la sensibilidad del papa francisco frente al medio ambiente que es una reflexión bastante desafiante al mundo global, hace una crítica que también no podemos despreocuparnos e ignorar los daños que se van haciendo. “Hemos fallado custodiando la tierra, nuestra casa jardín y custodiando a nuestros hermanos. Hemos pecado contra la tierra, contra nuestro prójimo y, en definitiva, contra el creador. El Padre bueno”
Además, hace un llamado al mundo y a los representantes porque la responsabilidad es global, aquí todos estamos conscientes de este tiempo. “somos consciente de la importancia de colaborar como comunidad internacional para la protección de nuestra casa común”
Este libro del papa es para todos, una oportunidad para acercarnos al pensamiento del Papa Francisco, a sentir las recomendaciones y exigencias después de esta pandemia. Nos provoca generar los cambios necesarios y sobre todo a dejarnos interpelar por la misma realidad. “Pidió a los gobiernos que enfrentan así la crisis muestran la prioridad de sus decisiones: primero la gente y esto es importante porque todos sabemos que defender la gente.”
Les invito a leer con gusto este libro para vivir este tiempo que nos toca vivir. Una nueva normalidad con cambios.
[Fuente: Iglesia Viva]