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“Queremos una Iglesia junto a los indígenas y la Amazonía” – Mons. David Martínez, Secretario Especial del Sínodo Amazónico

“Queremos una Iglesia junto a los indígenas y la Amazonía”, afirma  Mons. David Martínez, Secretario Especial del Sínodo Amazónico en una entrevista concedida al periódico boliviano EL DÍA y realizada por el periodista Ismael Luna.

A continuación presentamos el texto de la entrevista :

[…] David Martínez de Aguirre Guinea, dominico y obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado (Perú), nombrado por el Papa, como Secretario Especial del Sínodo, junto a otros obispos, describe a medios internacionales, entre ellos a El Día, los avances del ‘Informe Presinodal’ de escucha a los pueblos indígenas de ocho países que involucra la Amazonía, entregados hace poco. El documento será considerado en el Sínodo previsto en el Vaticano para octubre de este año.

P. ¿Qué avances ha tenido el informe presinodal?

D.M.: Más que un informe es un documento de trabajo. El papa Francisco dejó sentado el Sínodo Panamazónico en octubre de 2017, aquí en Puerto Maldonado. A partir de entonces, la Repam (Red Panamazónica) ha llevado adelante una serie de trabajos previos de lo que será este año en octubre en el Vaticano,  en las comunidades indígenas, parroquias y misiones durante el 2018. El documento es fruto de las escuchas en todo ese recorrido en la Amazonía que involucró más de 200 encuentros en comunidades campesinas y pueblos indígenas, 45 reuniones regionales. Es un documento que nos sirve escuchar y visualizar los caminos de la Amazonía.

P. ¿Cuáles son los puntos más salientes?

D.M.: Hay una primera parte de escucha de la voz amazónica, como fuente de vida, el territorio y sus problemas. Estamos en un tiempo de gracia, de interculturalidad, de diálogo y  de encuentro. Luego entramos a considerar el clamor, el grito de la tierra y de los pobres. Relacionamos directamente a la destrucción extractivista, al ritmo al que está sometido la Amazonía, al problema del aislamiento voluntario. A mí me gusta hablar más de los pueblos aislados; eso de voluntario está en entredicho, dado que esos pueblos han sido obligados a vivir en aislamiento.

Luego están la ecología integral y los caminos de la iglesia en la Amazonía. Aquí la iglesia se quiére replantear cómo va estar presente en la Amazonía. Por las distancias y la lejanía, se hace difícil tener presencia en esos lugares, ahí se da cuenta que no puede estar constantemente, mas aún por el descenso de vocaciones misioneras provenientes de Europa. Ya los Obispos, en Aparecida, se dieron cuenta de esta debilidad.

P. ¿Entonces,  qué alternativas se plantea la iglesia?

D.M.: No queremos ser una Iglesia de visita a las comunidades; queremos una iglesia de presencia junto a estos pueblos. Eso significa que ya no solo el misionero vaya a esos lugares, sino que las propias comunidades indígenas o comunidades campesinas de la Amazonía asuman su liderazgo en la iglesia. Asuman su rol de ser  sujetos que reciben la evangelización, que no solo son objetos reducidos a ser receptores de este mensaje. Ese es el espíritu del informe presinodal.

P. ¿Cómo hacer posible todo ello?

D.M.: Haciéndoles de ellos artífices del liderazgo de la iglesia, no como algo ajeno, sino como algo propio. Eso implica plantearse una viabilidad que permita llevar la eucaristía a todos los rincones y a todas las comunidades, dejando de lado la centralidad del mismo. Queremos que haya comunidades vivas, comunidades fortalecidas que anuncien el evangelio de Jesús. Y el gran reto es la ecología integral, que tiene que ver con la vida misma de los pueblos indígenas.

P. ¿Y qué dice la iglesia con respecto al extractivismo? 

D.M.:  El problema del extractivismo es en general inherente a los pueblos indígenas de la Amazonía. El Papa ha dado un mensaje aquí y para todo el mundo. El problema no radica necesariamente, como el caso del Madre de Dios, en los que viven aquí, sino que es atribuible a toda la migración que viene a la selva.

Hay migraciones de gente que ha venido para hacer patria a la selva y se ha hecho de la tierra para amarla y a trabajarla; pero hay otra migración que es extractivista que viene a destruir la selva.

Creo que el mensaje del Papa a Puerto Maldonado, ha logrado visibilizar a los pueblos indígenas, nos permitió a darnos cuenta de la riqueza cultural que teníamos en toda esta Amazonía. Que la selva no solo era para explotar. Segúndo: con la operación Mercurio, el gobierno ha hecho una operación tremenda para desalojar toda la zona de la Pampa, limítrofe a la reserva natural de Tambopata. Esa intervención no se habría podido hacer sin la intervención y el acuerdo entre el gobierno nacional, los gobiernos regionales y los mineros del oro en el río. Que en eso ha podido ayudar lo que ha dicho el Papa, no lo se. Pero yo creo que su visita ayudó a visibilizar esa situación y ese proceso.

P. ¿Cómo reparar esa actividad enraizada que persiste?

D.M.:  El gran problema medioambiental y social del Madre de Dios no está aquí, está en esas grandes bolsas de pobreza de nuestra sierra puneña, cusqueña e incluso arequipeña. Cuando el Papa dice que todo está interconectado, es así. El propio Estado tiene que ver sus políticas para que esas familias puedan salir de su pobreza y mejorar su calidad de vida. Esas personas que han caído en unos infiernos sociales, no solo es el problema de la minería, no solo es el problema del Perú, sino de todo el mundo.

Por eso el Papa, cuando lleva adelante el Sínodo de la Amazonía y que se lo lleva a Roma (para octubre 2019),  se lo está llevando al corazón de la Iglesia; no lo está haciendo solamente para la Iglesia de la Amazonía sino para la vida del planeta. Por eso el título es: ‘nuevos caminos para la Iglesia y la ecología integral’. No lo está diciendo solo para la Iglesia de la Amazonía. Eso hay que entender.

P. En Brasil, el gobierno (de Bolsonaro) está viendo liberar una norma a favor de la minería  en tierras indígenas. ¿Qué criterio le merece?

D.M.:  Los pueblos indígenas son sociedades del bosque. Qué pensaríamos nosotros si de pronto nos enteráramos que alguien está contaminando  todas nuestras pescaderías, los depósitos de agua, las carnicerías, los almacenes de alimentación de las ciudad, se le metería a la cárcel inmediatamente, porque está poniendo en riesgo la salubridad de la población. Pero cuando eso ocurre en las tierras de los pueblos indígenas, cuando a ellos les destruimos su farmacia de la cual sacan sus medicinas,  les contaminamos los ríos que es el espacio de los niños, espacio de alimentación, espacio de la vida misma, eso es terrible. ¿Qué estamos haciendo, que se vengan a la ciudad, a reforzar los cinturones de pobreza?. Entonces, proponer esas normas y hacer con los indígenas, es ponernos la soga al cuello, la vida misma del planeta.

P. ¿En ese contexto,  cuánto va a incidir lo que diga el Sínodo en las políticas públicas de los gobiernos?

D.M.: En esto cada uno tiene su visión. Yo creo  que las bases se construyen de abajo para arriba. Creo muy poco en lo que venga de arriba para abajo, en la pirámide. Me gusta creer más en lo que las bases somos capaces de hacer. Entonces, que el Sínodo vaya a tener repercusión en los gobiernos, en los poderosos de la tierra, no lo se. De hecho el título (del Sínodo) no habla de nuevos caminos de los gobiernos; hablamos de Amazonía y de nuevos caminos para la Iglesia y una Ecología Integral. Ojalá que nosotros, los Católicos, seamos los primeros que hagamos de esto una conversión y ojalá que con nuestra voz seamos capaces de llegar también a todos los ámbitos de la sociedad.

P. ¿Cómo califica la situación actual de los pueblos indígenas en la Amazonía?

D.M.: Los pueblos indígenas, definitivamente, están en una situación de vulnerabilidad. Nuestro mundo tiende a comercelos, dado que es como  una maquinaria autodestructiva, que todo lo extrae y busca imponer como un modelo único. Es terrible, pero yo creo también en la capacidad de resilencia de los pueblos. Ellos históricamente han pasado momentos terribles y llevan muchos años de resilencia, gritando y no les es fácil, pero aún en esa situación tratan de encontrar espacios para hacer conocer sus necesidades, sabiendo encontrar aliados para organizarse, para conformar federaciones internacionales, incluso de toda la cuenca amazónica. Entonces creo en esa capacidad la tienen, pese a que lo tienen difícil, porque los estamos destruyendo sus territorios, dado que nuestro mundo occidental les hace un chantaje terrible en temas de educación, salud y desarrollo. Les dicen si tu quieres todas esas cosas; tienes que renunciar a tu cultura.

P. Bolivia es el único país que tiene una Ley en defensa de la Madre Tierra y  de pueblos indígena, pero en los hecho el gobierno hace todo lo contrario. ¿Qué nos dice al respecto?

D.M.: La verdad que desconozco la realidad de Bolivia. Yo creo que los obispos de Bolivia estarán viendo cómo van a actuar ante todas estas cosas.

 

(Fuente: El Día]