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Los ataques a iglesias de Chile por lo visto no son noticia. La Iglesia sólo lo es cuando le afectan escándalos

Los sucesos que se vienen desarrollando en Chile han tomado desde el pasado fin de semana un giro imprevisto al producirse profanaciones de iglesias. La parroquia de la Asunción de María de Santiago, el Santuario de María Auxiliadora en Talca y otros templos en otras ciudades han sido profanados -incluyendo los Sagrarios- y las imágenes sagradas sacadas a la calle para burlarse de ellas y destruirlas. Quienes han perpetrado estos actos vestían el uniforme de la guerrilla urbana que se sirve de cualquier pretexto para desatar la violencia, ya sea la subida del metro en Chile, el precio de los carburantes en Francia o la independencia en Barcelona.

Las fotos de Santiago de Chile muestran a los encapuchados montando barricadas con los bancos y confesionarios de las iglesias, cortando la cabeza de una imagen de la Virgen o exhibiendo un Crucificado bárbaramente mutilado. También se muestran los interiores de otras iglesias destrozados con sus muros cubiertos de pintadas blasfemas. El Comité Permanente de la Conferencia Episcopal chilena expresó el pasado sábado su solidaridad “con todos los fieles de la arquidiócesis de Santiago con motivo del saqueo y la profanación de la parroquia de La Asunción de María” y “con las comunidades y pastores de otros templos y recintos de diversos cultos que han sido atacados en distintas ciudades”.

La noticia ha tenido escasa repercusión. La Iglesia sólo es noticia cuando le afectan escándalos y disensiones internas o cuando juega las cartas de lo políticamente correcto, como ha sucedido con el sínodo de la Amazonia. La situación de la Iglesia chilena es delicada y compleja tras los graves escándalos de corrupción de menores y de su encubrimiento. Pero esto no explica y menos justifica esta violencia que se ceba con los símbolos sagrados. Hay tras ella un odio profundo a lo religioso. Y, como si fuera lo mismo, a la historia de Chile que, como sucede en tantos puntos de América, se quiere reescribir: ¿o es casual que también se atacaran los monumentos de Cristóbal Colón y Pedro de Valdivia? Parece que los ataques unen como lo mismo el Descubrimiento, la colonización, la evangelización y el cristianismo. Roma no parece darse por enterada de las profanaciones. Eso sí, en las conclusiones del sínodo de la Amazonia se manifestó el “rechazo de la evangelización colonialista”. Hay que ponerse al día. Y reescribir la historia.

(Carlos Colón)

[Fuente: Diario de Sevilla]