Bienaventurado el político cuya persona refleja la credibilidad
Arquidiócesis de Sucre/CEAS/20/08/2020//.- Amada Iglesia nuestras acciones, nuestras actitudes han de ser reflejo de aquello que nace de nuestro corazón: la decisión de seguir el camino de Jesús.
Como Comunidades Educativas del Arzobispado de Sucre (CEAS) hemos querido reflexionar con ustedes progresivamente las palabras del finado Cardenal N. Van Thuan, quien precisamente sobrevivió presidios y ultrajes en unos y otros centros de confinamiento en razón de su credibilidad.
Jesús no solo fue un hombre que pasó por esta vida haciendo el bien, sino que también es el hombre que ha sido capaz de entregar su vida por ser fiel a su convicción de un Dios que es Padre Misericordioso que nos convoca a vivir este tránsito terreno aliviando el dolor, respetando la dignidad humana y defendiendo la vida, así sea al precio de entregar la propia. Quien como Él desee contribuir a cuidar la vida de todos deberá esforzarse por vivir tras las huellas que dejó su vida.
Sus discípulos lo comprendieron bien: “ser para los creyentes modelo en la palabra, en el comportamiento, en la caridad, en la fe, en la pureza” (1Tim.4,12). Sentimos que trabajar desde el corazón este estilo de vida es lo que nos permitirá transitar de manera consecuente con aquello que pensamos, que creemos, que decimos vivir.
Tengamos presente que, sin dificultad, el corazón nos ayuda a descubrir a quien viste sus labios de credibilidad y cuida conservar “cara de yo no fui, cara de estampita” (Bergoglio Jorge en Corrupción y Pecado), pero que sus actos delatan la podredumbre de sus subterráneos intereses.
Pidámosle a Dios que, de nuestros labios, y aún más del político, no salga palabra que no sea motivo para edificar a los demás; que su comportamiento sea honesto y que ante la fragilidad humana antes que criticar y destruir, se disponga a corregir y transformar como deber de justicia, motivado por la caridad que levanta y corrige.
Si nuestra fe es honesta pues deberá ser motivo para que toda obra no busque sino servir aún hasta dar la vida.