David, un sacerdote sin miedo al Covid-19 que apoya a pacientes
La estafa y la Covid-19 tocaron duramente la vida de nueve jóvenes futbolistas que llegaron desde Colombia en busca de su sueño deportivo.
Sin embargo, su anhelo se vio truncado por el engaño y la enfermedad, pero fue en ese camino que recibieron el apoyo incondicional de David Cardozo, el sacerdote que los acompañó en su prueba.
Kenny Copete fue uno de los primeros en llegar a Cochabamba en enero. Viajó a Bolivia tras recibir una interesante propuesta deportiva y por la que invirtió casi mil dólares. De pronto su sueño deportivo se apagó cuando descubrió que todo se trató de una estafa a nueve futbolistas, jóvenes de 18 y 21 años.
Los nueve se conocieron mientras se iba conformando “el equipo”. La persona que prometió guiarlos los abandonó en una casa donde pagaba el alquiler.
Tras la denuncia por estafa “nos unimos más”, dijo. Fue entonces que los dueños de la casa donde se hospedaban, al conocer su situación, decidieron cobijarlos sin costo.
“Nos compartieron su casa, su comida, pero después nos separaron”, contó Johan Veliz, parte del “equipo”.
“Entre nosotros creamos no sólo un lazo de amistad, sino de familiaridad. Lo que tenía uno comía el otro”, rescata Kenny.
Lamentablemente, el dueño de casa al que los jóvenes llegaron a considerar como un padre contrajo la Covid-19 y falleció. Ocho fueron contagiados.
En medio de esta historia estaba el padre David Cardozo, de la parroquia Nuestra Señora de La Salette, al sur de la ciudad. El religioso no dudo en ayudarlos cuando supo de su doble aflicción. Fue entonces que el sacerdote tomó su bicicleta y, durante varios días, desde mayo, les llevó ayuda a su casa: alimentos, insumos de limpieza, “lo que necesitaban”, gracias, también, al apoyo de la comunidad religiosa.
Sin embargo, el padre detectó que uno de los jóvenes que fue a visitar la parroquia estaba enfermo y sospechó que era Covid-19.
“Me preocupé”, dijo. Consultó con médicos, que indicaron que era un resfrío, pero esa noche se enteró de que el dueño de la casa había sido diagnosticado con coronavirus. Inmediatamente, el padre y los futbolistas se aislaron. Se hicieron la prueba y ocho dieron positivo. David y uno de los jóvenes, que ya retornó a su país, salieron negativos. “En ningún momento les he abandonado. Cuando me tenía que aislar, mi preocupación era quién los va a ayudar, pero mientras pueda, no les voy a abandonar. Ésa ha sido mi promesa”, aseguró Cardozo.
Internados
Cuando los jóvenes fueron internados en el Hospital del Sur, el padre estuvo en contacto con ellos.
“Siempre tuvimos la joya del padre, quien desde que se enteró que estuvimos solos siempre nos ha colaborado y no nos ha dejado solos”, contó uno de los colombianos, Johan Vélez, quien espera volver pronto a Chile, donde radica.
Después de 14 días de internación, cinco recibieron el alta tras vencer la batalla contra el coronavirus. Fue entonces que el padre David, sin dudarlo, les abrió las puertas de su parroquia para cobijarlos. Además que sigue atento a los que permanecen internados.
“No tengo miedo; más bien, esta enfermedad es para colaborarnos, apoyarnos, cuidarnos, animar a las personas. Este momento no es para rechazar; a cualquiera de nosotros nos puede dar, nadie está libre”, reflexionó.
Sin temor alguno, recibió a los jóvenes en la parroquia, porque debían cumplir otros 10 días de cuarentena. Con distanciamiento, uso de barbijo, desinfección de zapatos y alcohol en gel, el padre y los jóvenes conviven hasta ahora.
Esta hospitalidad fue un alivio para los deportistas y para sus familias, que se sentían impotentes por la distancia. Ahora esperan con ansias el alta de sus otros tres compañeros. “Todos nos iremos juntos”, dijo Johan. El siguiente paso es recaudar fondos para comprar los pasajes solidarios y que puedan retornar a su país después de esta experiencia que seguramente nunca olvidarán.
“Contaría lo bueno, las buenas personas que me encontré acá, el lazo con mis compañeros y la solidaridad del padre”, anunció Santiago Ávila, que pronto retornará con sus demás compañeros a Colombia para seguir su sueño de futbolista.
[Fuente: Los Tiempos – Lucero Claros]