“En tiempos en que la fe es nuestra mejor arma, se nos quiere quitar la esperanza” Mons. Juárez en la Solemnidad de Corpus Christi 2020

11.06.2020//CENACOM// El Administrador Apostólico de Sucre manifestó su angustia ante la difícil realidad que vivimos en este tiempo de pelea contra un enemigo invisible y las determinaciones emanadas de autoridades gubernamentales, frente a la religiosidad de nuestro pueblo, lamentando que éstas no han reaccionado de la misma forma que con otros sectores de la sociedad. Denuncia que se ataca la religiosidad quitando el diálogo y encuentro con el Señor, matando nuestras esperanzas.

Envió un mensaje a las autoridades, de atender la vida espiritual de los creyentes que es un derecho que ellos poseen, sin tratar de quitar la importancia, o devaluar la Eucaristía y los sacramentos de la vida cristiana.

Yo soy el Pan para la Vida del mundo

Homilía en la Solemnidad del Corpus Christi

Queridos hermanas y hermanos:

Nos encontramos en la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, celebrada en momentos difíciles que todos atravesamos. Estábamos acostumbrados a manifestaciones masivas de fe, con la presencia de niños que recordaban el día de su Primera Comunión, de adolescentes que ilustraban este acto de fe con altares representativos aludiendo a este misterio, de bandas entusiastas de jóvenes que animaban la presencia de los estudiantes y de multitud de adultos creyentes que rodeaban la carroza, dirigiéndose a la Catedral para permanecer en adoración, junto a sus sacerdotes y párrocos seguidos de sus grupos parroquiales, vida consagrada y laicos comprometidos.

En esta mañana invitamos a todas nuestras queridas familias, verdaderas iglesias domésticas, a seguir con fe profunda, con entusiasmo renovado, con verdadero espíritu de adoración la Eucaristía y posterior Procesión de esta Solemnidad, transmitida a través de los medios de comunicación y redes sociales y que, posteriormente, ustedes podrán acompañar desde sus balcones el paso de la Custodia con el Santísimo Sacramento, bendiciendo a nuestra querida capital y a todos sus habitantes.

El elemento teológico, catequético y litúrgico de esta fiesta se apoya en el capítulo VI del evangelio de San Juan, verdadero tratado del misterio que celebramos sobre la Eucaristía. Frente a unas afirmaciones tan duras de Jesús, constata cómo el pueblo se aleja de Él. Entonces pregunta a sus discípulos: “¿Quieren dejarme también ustedes”? “Señor, ¿a quién iremos? -responde Pedro- Tú tienes palabras de vida eterna”.

Ante esta difícil realidad de pelea contra el enemigo invisible, llamado coronavirus, y teniendo en cuenta las determinaciones emanadas de las autoridades gubernamentales, frente a la religiosidad de nuestro pueblo éstas no han reaccionado de la misma forma que con otros sectores de la sociedad.

¿Por qué se retrocedió en el 30% de asistencia de fieles a los actos religiosos? ¿Acaso la pandemia solamente está en los templos, cuando en éstos se observan responsablemente las medidas de bioseguridad?

En estos momentos atender la vida espiritual de los creyentes es un derecho que ellos poseen. Parece que se quisiera quitar importancia, o devaluar la Eucaristía y los sacramentos de la vida cristiana. ¿Será por una mentalidad en la que va entrando el materialismo creciente, el relativismo moral o la falsa concepción de un estado laico?

Es urgente rescatar el valor y el sentido de la Eucaristía como: memorial de la pasión, muerte y resurrección del Señor, como signo y expresión del amor más grande que es entregar la vida por el otro, como presencia que comunica vida y vida eterna, y hacerlo recuperando la importancia de la formación religiosa, especialmente la catequesis.

¿Cómo alimentar los deseos de la vida eterna? ¿Quieres resucitar en el último día? ¿Quieres estar en el corazón de Cristo? Entonces las respuestas las encuentras en la Palabra de Dios que hoy ha sido proclamada, es decir: comer el pan es comulgar del cuerpo de Cristo y beber el vino es comulgar del cáliz de su sangre.

La celebración de la Solemnidad del Cuerpo de Cristo es una invitación a entrar en el gran misterio de la Fe y contemplar, adorar y vivir su presencia real en cada Eucaristía.

Es aceptar el mandato del Señor: “hagan esto en conmemoración mía”, donde se hace presente que Cristo murió para el perdón de los pecados y agradecer la institución del sacramento del Orden, para perpetuar su presencia en el altar por medio de las manos del sacerdote ordenado.

Es donación y comunicación que nos invita a la comunión con Él y participación en su misma vida y misión.

Es entrar en el proyecto de Dios de amor y vida plena para la humanidad sedienta y hambrienta de felicidad, que se encuentra solo en Jesucristo, Pan de Vida.

Es un desafío latente para hacer de la Eucaristía momento privilegiado del encuentro personal y formar verdaderas comunidades de fe y esperanza, unidas por el amor.

Es el momento de hacer realidad el mandato de Jesús cuando dijo frente a una numerosa multitud: “denles ustedes de comer”. En toda Eucaristía debemos descubrir también el aspecto social porque es fuente para vivir en la verdad, practicar la justicia, promover la solidaridad y el bien común.

Al ser la Eucaristía sacrificio del cordero pascual que quita los pecados del mundo, es un verdadero imán que debería llevarnos a una constante conversión y aprecio por el sacramento de la Reconciliación y, como dice el apóstol Pablo, dejar el hombre viejo y revestirnos del hombre nuevo.

Para finalizar podemos preguntarnos:

¿Qué valor e importancia doy yo en mi vida a la Eucaristía?

En mi programación familiar, ¿reservo el debido tiempo para celebrar con mi familia la Santa Misa en el día del Señor?

Para comulgar del cuerpo y sangre de Cristo, ¿tengo la valentía de reconciliarme con mi hermano?

Terminada la celebración, ¿salgo con un espíritu más festivo y solidario?

Si luego de haber escuchado la palabra y comulgado no se nota en mí un cambio de vida, personal, familiar y social, ¿habrá sido eficaz mi participación en el acto litúrgico?

Al agradecerles su presencia en esta solemne liturgia, extiendo mi sincero reconocimiento a los medios de comunicación y redes sociales, que retransmiten este importante acontecimiento que fortalece la fe de los creyentes.

Concluyendo, recordamos a nuestra querida Mamita de Guadalupe con la famosa Encíclica del Papa San Juan Pablo II, que lleva por título: “La iglesia nace de la Eucaristía”, en la que invoca a María con la advocación de Mujer Eucarística… ¡que nos ayude a apreciar y ser misioneros del gran misterio de nuestra fe!

Amén.

CORPUS CHRISTI 2020En la Solemne Eucaristía de Corpus Christi 2020 en la Catedral Metropolitana de Sucre, Monseñor…

Publiée par Arquidiocesis De Sucre sur Jeudi 11 juin 2020