¡Estén vigilando, porque no saben en día ni la hora! Mons. Adolfo Bittschi

09.11.2020// El Obispo Auxiliar de la Arquidiocesis alienta a mantener la lámpara encendida que se simboliza en el Bautismo con la velita, tambièn señala que el encuentro con Jesucristo es para hoy, ahora, debemos estar motivados, preparados y dispuestos a fin que se realice en nosotros el encuentro constante con el Señor “No confundir la vigilancia con el miedo y la enfermiza ansiedad ante un inminente fin del mundo. Basta de buscar al Señor como David en el Salmo como primera necesitad de vida en su Palabra, en la eucaristía frecuente como el nuevo joven beato Carlo Acutis y en la oración”. añade

¡ESTÉN VIGILANDO, PORQUE NO SABEN EL DÍA NI LA HORA!

Mons. Adolfo Bittschi

Obispo Auxiliar de Sucre, Obispo Resp. de Misiones CEB


Queridos oyentes, seguramente conocen una lámina con el siguiente texto: Un niño jugando: Demasiado joven para pensar en Dios. Un joven: Demasiado fuerte para pensar en Dios. Una pareja: demasiado enamorado para pensar en Dios. Un adulto: demasiado ocupado para pensar en Dios. Una tumba: demasiado tarde. Eso es una buena ilustración de la parábola del Evangelio de este domingo. Estamos en las últimas semanas del año litúrgico. Ya hemos recordado nuestros seres queridos el día de TODOS LOS DIFUNTOS y también a los que llegaron a la meta en la casa del Padre: TODOS LOS SANTOS. El Evangelio nos hace recuerdo que estamos esperando la manifestación de Jesucristo en gloria y majestad al final del mundo. Todo esto nos llama a vivir vigilantes en la espera del encuentro con Cristo.

La primera lectura del libro de Sabiduría 6,13-17, dice: “Radiante… es la sabiduría; fácilmente la ven los que la aman y la encuentran los que la buscan. Meditar en la sabiduría es prudencia consumada, el que vela por ella pronto se ve libre de preocupaciones…” (Sabiduría 6, 12-17). La sabiduría es un sinónimo para la Palabra de Dios que es Jesucristo, el Hijo de Dios. Del capítulo 18,14s se saca la hora del nacimiento del niño Jesús: “Un silencio lo envolvía todo, y al mediar la noche su carrera, tu Palabra todopoderosa se abalanzó… desde el trono real de los cielos al país condenado”. La buena noticia es que la sabiduría se presenta como atractiva y a la vez “ella busca por todas partes a los que son dignos de ella” (6,16).
El Salmo responsorial Salmo 63 habla de la búsqueda, el hambre y la sed de Dios. El rey David representa el hombre que tiene sed de Dios. Lleno de amor y del deseo del encuentro personal con Dios como una primera necesidad lo busca en la madrugada: “Oh Dios, tu eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti… velando medito en ti”. En el Evangelio según San Juan nuestro Señor Jesús habla varias veces del agua y de la sed (Juan4 y 7). En la cruz dice: “Tengo sed” (19,28). El inquieto corazón humano descansará tan sólo cuando descanse en Dios; hasta que llegue ese momento, será oportuno orar con este salmo.

La segunda lectura sigue con la 1ª Tesalonicenses, que es la parte más antigua del Nuevo Testamento, y nos fortalece en la esperanza de la resurrección y la vida eterna. “Si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo a los que han muerto en Jesús, Dios los llevará con Él… y así estaremos siempre con el Señor”.

La lectura del Evangelio de éste domingo y de los dos restantes del año litúrgico forma parte del discurso ESCATOLÓGICO (Mateo 24 y 25). Es el quinto y último de los grandes discursos de Jesús en el Evangelio según San Mateo. La parábola de las diez jóvenes, exclusiva de Mateo, se refiere a la segunda venida de Jesús. Describe la situación de los que viven en la esperanza el tiempo intermedio entre la resurrección y la parusía. El Reino de los Cielos es comparado, no con diez jóvenes, sino con la celebración solemne de una boda. El centro del mensaje es la necesitad de la preparación y la vigilancia. Jesús quiere sacudir y despertar a la muchedumbre. Una vez más, Jesús compara lo que sucede en el Reino de Dios con lo que acontece en una boda. Entrar al Reino es como participar de un banquete nupcial.

A menudo, Cristo se compara con el ESPOSO porque reclama de cada uno de nosotros, y de la Iglesia entera, un amor semejante al de la esposa: exclusivo, total, fiel, indisoluble y fecundo.

En el ritual matrimonial no estaba fijada la hora de la llegada. De ahí que hubiera que tener preparadas las lámparas y llevar bastante aceite porque al esposo se le podía ocurrir un retraso por algún motivo y tardará su llegada hasta altas horas de la noche. Cinco de las muchachas eran previsoras y llevaban suficiente aceite y las otras no. Así que llegaron atrasadas y ya no podían entrar a la boda.

Es fácil ver la comparación con la parusía del esposo celestial, Cristo, en un momento que no se puede calcular. Las diez vírgenes son la Iglesia en espera. El retraso del esposo es la demora del fin de mundo y la parusía de Cristo Vencedor y Salvador. Su venida repentina es la llegada inesperada que nos puede tocar a cada uno antes del fin del mundo por el virus, un accidente o cualquiera otra enfermedad. El rechazo de las vírgenes descuidadas es el juicio.

Hay que mantener la lámpara encendida que se simboliza en el Bautismo con la velita que el Papa enciende en el cirio pascual, representante de Cristo. El encuentro con Jesucristo es para hoy, ahora, no para mañana siempre postergando hasta la tumba como en la lámina descrita al inicio. Debemos estar motivados, preparados y dispuestos a fin que se realice en nosotros el encuentro constante con el Señor que viene en todos los momentos de nuestra vida. OJO. No confundir la vigilancia con el miedo y la enfermiza ansiedad ante un inminente fin del mundo. Basta de buscar al Señor como David en el Salmo como primera necesitad de vida en su Palabra, en la eucaristía frecuente como el nuevo joven beato Carlo Acutis y en la oración.

Queridos oyentes, con el deseo de estar con Dios y querer SER SANTO estamos preparados. Por eso les invito: Sigamos rezando el SANTO ROSARIO para pedir al Espíritu Santo un corazón nuevo y santo, un corazón sensible para los pobres; y pidamos con nuestro Papa Francisco en este mes de noviembre para que el progreso de la robótica y de la inteligencia artificial esté siempre al servicio de la humanidad. Pidamos a Dios también por nuestra patria BOLIVIA. El Evangelio es alegría. ¡Anúncialo! Y la Bendición del Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y sus familias y les acompañe hoy y siempre.