“Hay que morir al hombre viejo de inclinaciones al mal, para andar en la vida nueva con Cristo” Mons. Adolfo Bittschi

28.06.2020// En la homilía de este domingo 28 de junio el obispo Auxiliar de nuestra ciudad, motiva a sus oyentes a un cambio para acercarnos más a Dios, morir al hombre viejo con sus inclinaciones al mal y al egoísmo para andar en la vida nueva con Cristo. Expone que a todos nos toca morir, tarde o temprano, pero la muerte no nos puede separar de Dios y resucitaremos con Cristo Jesús para la vida en Dios.

Homilía Monseñor Adolfo Bittschi

DOMINGO XIII 28 de junio de 2020

Evangelio según San Mateo

“Queridos oyentes, en la primera lectura se narra la hospitalidad de la mujer sunamita hacia el profeta Elíseo. Ella invitaba al hombre de Dios a comer e hizo construir un cuarto para que pueda descansar ya que pasaba con frecuencia por la casa. Elíseo quiere hacerla un favor. Su servidor le avisa que la pareja no tiene hijos, y el marido ya es viejo. Sin embargo Dios no se deja vencer en generosidad. Elíseo le promete de al año tendrá el hijo tan deseado. Jesús confirma la generosidad de Dios en el Evangelio: “El que recibe un profeta porque es profeta, tendrá paga de profeta”.

La segunda lectura de la Carta de San Pablo a los Romanos nos abre el horizonte de nuestra vida. La vida en la tierra es una maravilla por ser un grandioso don de Dios nuestro Padre, pero nos espera algo muchísimo mayor después de la muerte, algo incomparable. San Pablo nos hace recuerdo que por el bautismo hemos sido unidos con Cristo tanto en su muerte como en su resurrección. Y creemos que la muerte ya no tiene dominio ni sobre Cristo ni sobre los que viven unidos a Él. Por eso hay que morir al hombre viejo con sus inclinaciones al mal y al egoísmo para andar en la vida nueva con Cristo. A todos nos toca morir, tarde o temprano, pero, si hemos muerto al pecado, la muerte no nos puede separar de Dios y resucitaremos con Cristo Jesús para la vida en  Dios.

Pasamos ahora al Evangelio. Hemos celebrado en el mes de abril la fiesta de las fiestas, Pascua de Resurrección. La vida de Cristo culmina en la entrega total de su vida por nosotros. Al cumplir de esta manera la voluntad de Dios  Jesús ha vencido la muerte. Ahora nos toca a nosotros seguir este camino de Jesús: obedecer en todo al Padre Dios con la fuerza del Espíritu Santo.

Para eso nos viene como el anillo al dedo el capítulo 10 del Evangelio según san Mateo con el final del discurso “Apostólico” donde Jesús define al cristiano.

En el texto hay dos líneas maestras:

1ª. El seguimiento prioritario de Cristo.

2ª. La recompensa para quien recibe a los enviados discípulos de Jesús.

Después del mandato apremiante de anunciar la proximidad del Reino de los Cielos y de advertir sobre las resistencias y adversidades con las que el discípulo se va a encontrar, Jesús pide fidelidad absoluta y entrega incondicional a su persona por que Él encarna el Reino. Y Él no se va a quedar atrás en generosidad para recompensar al que le sigue.

Cristiano es aquel que se dispone a recibir incondicionalmente el amor de Jesús y responder con el mismo amor absolutamente incondicional a Jesús.

LO QUE JESÚS EXIGE

“El que quiere a su padre o madre más que a mí, no es digno de mí”. Esto no es cuestión de sentimiento (¿por quién late más fuerte el corazón?) sino de opción racional. El sentido de esta palabra es que los afectos familiares no entorpecen ni impiden el seguimiento de Jesús. Él mismo amó a su Madre y nunca dejó de amarla, pero la dejó en casa para cumplir su misión. Jesús no dice que no amemos a padres y hermanos, ni que nos despreocupemos de nuestra vida, lo que quiere es que esos valores no son los mayores ni los últimos valores. El valor último y definitivo  es DIOS en persona. DIOS es DIOS y nada ni nadie pueden ocupar su lugar y llenarnos plenamente de FELICIDAD.

EL QUE NO TOMA SU CRUZ

Seguir a Jesús no significa buscarse cruces y sufrimientos. Estos vienen y no hay que eludir. El camino del amor que pasa por el dolor por el amor. Y nos lo señalan los Mandamientos de Dios que Jesús ha cumplido hasta el extremo. Todos sabemos muy bien el primer mandamiento: amar a Dios sobre todas las cosas, pero en la práctica… en la práctica me parece que es como en Inglaterra donde en cada oficina y en muchas casas tienen la foto de la reina y la aprecian, pero en la política y en su vida personal la reina no tiene influencia alguna. Ustedes tienen seguramente una bandera en su casa o dos y permítanme la pregunta: ¿la bandera de nuestra fe, el crucifijo, lo tienen también? ¿Y una imagen del Sagrado Corazón de Jesús? Sería muy bueno para hacernos recuerdo cada vez que lo vemos: del inmenso amor que nos tiene. Nos invita a seguir su ejemplo y llevar nuestra cruz de cada día: incomprensión, crítica, injusticia, burla etc. Y a pesar de todo: buscar la voluntad del Padre Dios.

PERDER Y GANAR LA VIDA

Hay que mirar a los apóstoles y santos que por seguir a Jesús han dejado una buena vida, es decir una vida cómoda, vida de fama y popularidad, de riqueza y de lujo. Pero han encontrado una felicidad que no se puede comprar. En internet pueden buscar el testimonio de una joven irlandesa que se la abrieron las puertas para ser una estrella de cine por el talento que tenía. Lo dejó todo para seguir a Jesús y ser feliz al servir a los demás. No ha sido nada fácil. El lema de su vida era: O Todo o nada. Es el título del documental de la Hermana Clare Crockett: O todo o nada, vídeo al final.

LA HOSPITALIDAD y la RECOMPENSA

En muchas culturas se conoce experiencias y cuentos sabios sobre la HOSPITALIDAD. Para nosotros  la recompensa es muchísimo mayor, porque es JESUCRISTO mismo a quien recibimos y atendemos en los necesitados que tocan nuestra puerta. En la primera Lectura hemos escuchado que Dios no se deja ganar en la generosidad.

Seguimos orando según el Papa para aquellos que sufren, que encuentren caminos de vida, dejándose tocar por el Corazón de Jesús.

 Santa Nazaria Ignacia escribió: “Tuya siempre en el dolor, en el sacrificio, en todo se halla tu voluntad santísima, quiero solo amarte y darte gloria, corazón santísimo de mi Jesús”.

 Sagrado corazón de Jesús en ti confío, sagrado corazón transforma mi corazón y hazlo semejante al tuyo.

 Queridos oyentes EL EVANGELIO ES ALEGRÍA ANÚNCIALO.

 Y la bendición de Dios uno y trino, del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo descienda sobre ustedes, sobre su familia, y les acompañe en este domingo y para siempre. Amén.

Mons. Adolfo Bittschi, Obispo Auxiliar de Sucre  y Responsable del área de Evangelización de la C.E.B.