Mons. Juárez en Misa de Fiesta de Guadalupe

Mons. Jesús Juárez: “Felicidades, Madre, en tu día”

HOMILÍA EN LA FESTIVIDAD DE LA NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARÍA 

SOLEMNIDAD DE GUADALUPE

Arquidiócesis de Sucre 09.09.18//Queridas hermanas y hermanos:

1.- Congregados para felicitar a la madre en su cumpleaños

¡Cuánta alegría brota de nuestros corazones al ser congregados, una vez más, por el Señor, para felicitar a nuestra querida madre en el día de su cumpleaños en esta solemne Eucaristía! Madre, mira con amor y ternura a tus hijos que te dicen: te amamos, te queremos, te felicitamos y agradecemos porque nos has dado a Cristo nuestro hermano Salvador y Redentor.

¿Quién causa tanta alegría en Sucre?

¡La Virgen santa de Guadalupe!

2.- María, mujer del pueblo, elegida para ser madre del Redentor

La Palabra de Dios proclamada nos muestra la grandeza de Dios que en, Jesús se encarna en la historia humana a través de una mujer valiente, humilde y profundamente creyente. Constatamos que la lógica de Dios rompe la lógica humana. Dios no elige a una princesa o reina como madre del Mesías, ni a la hija de una destacada familia pública o de la clase sacerdotal de su tiempo. Se fija en una mujer de pueblo, una judía nazarena de Galilea, anónima sin fama ni cargos importantes.

Dios no dispone que su Hijo nazca en la suntuosidad de un palacio, seguro y limpio. El mensaje es claro como hemos escuchado en la profecía de Miqueas: “Belén, aunque eres la más pequeña de entre todos los pueblos, darás a Aquel que debe gobernar” (cfr 5,1)… él mismo será la paz.

3.- Hijos de Dios

Llegada la plenitud de los tiempos, como hemos escuchado en la carta a los Gálatas, Dios envía a su Hijo, quien se encarnó en el seno de la Virgen María y nos liberó de la esclavitud de la ley antigua elaborada por los hombres. Cristo rescataría el auténtico significado de la ley que recibimos por Moisés, pero con Cristo llegó el amor y la fidelidad (Jn1,17). Por el amor y la verdad, somos hijos de Dios; el odio y la mentira nos convierten en esclavos, hijos del mal (Jn 8,32).

4.- María, la mujer del “Sí” y la aceptación de José

Hermanas y hermanos, María fue realmente una mujer valiente que con su “Si” como respuesta a la propuesta del Arcángel Miguel que le manifestó el proyecto de vida sobre ella, es decir, de ser Madre del esperado de las naciones, dio su rotundo consentimiento.

Ella era consciente que corría el riesgo del posible rechazo de José, en el contexto de una cultura machista, que la podría juzgar como adúltera. José se ofuscó por la duda,  le invadieron los celos y el miedo al qué dirán y, quizás, a la burla de sus amigos que lo inducirían a abandonarla; pero prevaleció su amor por María y su confianza en ella. Esta decisión fue  fruto de la voz del Ángel que le dijo: “no temas, José de llevar a María a tu casa porque la criatura que espera es obra del Espíritu Santo” (cfr Mt 1,20). Así José entró en la historia de la salvación.

5.- María en diálogo con el Ángel

María, frente al anuncio del Ángel, no toma una actitud sumisa o conformista y ante el enviado-mensajero de Dios, se atreve a cuestionar: “¿cómo podrá ser eso si yo soy virgen?” (Lc 1,34). Así genera un diálogo horizontal que aclara y termina en acuerdo.

El Evangelio dice que tomó su decisión, es decir, asumió una opción libre y consciente, no impuesta por nadie. Esta decisión de María demuestra su servicialidad. Y esta imagen dignifica  a la mujer y representa un antecedente en la lucha de las mujeres por el reconocimiento de sus derechos.

La respuesta de María es determinante: “yo soy la servidora del Señor, hágase en mí, tal como has dicho” (Lc 1,28). María es la mujer que comprende la voluntad de Dios y confía plenamente en sus designios. En su “Sí” no hay titubeo, ni retrasa su respuesta, como por ejemplo, consultar a José o con su familia para tener su aprobación. Sabe que por encima de todo está su Dios Yahvé y el cumplimiento de su promesa de salvación y liberación.

6.- La misión de  María

María asume su misión, como misión profética. Su primera acción misionera es correr “sin demora” a la casa de su prima Isabel (Lc 1,32) para darle la buena noticia y ponerse a su servicio. La respuesta de Isabel es profunda: “bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!” (Lc 1,42-45).

7.- El Magníficat de María

En el salmo responsorial, María en su cántico conocido como el Magníficat refleja su fe en Dios liberador y su capacidad y denuncia profética contra los poderosos del ayer y del hoy.

La humildad, la sencillez son virtudes que agradan al Señor. Por eso, rechaza a los soberbios de corazón endurecido y destruye sus planes y maquinaciones contra el pobre; derriba del trono a los engreídos y orgullosos que se creen por encima de los demás y levanta a los humildes que confían en la providencia de su Señor. A los que están hambrientos de su Palabra los llena de bienes. Como ya vaticinó el profeta Amós: “llegará el día dice Yahvé, en que les haré sentir hambre, más no hambre de pan ni sed de agua sino de oír la Palabra de Dios” (8,11) y a los que confían en sus perecederas riquezas, los despide de su presencia con las manos vacías y llenas de tristeza y angustias por haber cambiado al Dios verdadero por el becerro de oro (cfr Ex 32,4).

Su misericordia, su bondad y su amor inunda a sus fieles porque el Señor sólo puede hacer una cosa: amar a sus hijos para siempre.

8.- Compromisos a los que estamos llamados.

La imagen y el testimonio de María meditados en esta festividad, ¿a qué compromiso nos lleva como Iglesia y cristianos en una sociedad que va perdiendo los valores auténticos del reino de Dios?

Personalmente lo resumiría en tres opciones fundamentales: Dar, vivir y servir.

a) DAR siempre nuestro “Sí” a la misión que nos viene de Dios que nos pide una apertura total al Espíritu Santo. A ejemplo de María promovamos la cultura del diálogo, del entendimiento e imitemos su disposición de entender el mensaje del Arcángel Gabriel que la llevó a aceptar la propuesta del Señor. Así también nosotros evitemos todo posible enfrentamiento entre hermanos y defendamos el derecho a pensar distinto en democracia y los deberes ciudadanos que conllevan el vivir en un estado de derecho.

b) VIVIR siempre como auténticos creyentes. Nuestra fuerza está en la fe recibida en el bautismo que debemos conocer, profundizar y testimoniar a través de la recepción de los sacramentos alimentados por la Palabra de Dios y la oración personal, familiar y eclesial. Evitemos el drama de nuestro tiempo que consiste en el divorcio entre la fe que hemos recibido y la vivencia en la vida de cada día. Como dice el Papa Francisco vivamos la novedad del Evangelio para cambiar antes el corazón si queremos desterrar las estructuras opresoras y a veces dominadas por el pecado social y personal. En las opciones fundamentales que debamos tomar en la vida, nunca actuemos en contra de la conciencia, también conocida, como la voz de Dios.

c) SERVIR siempre al necesitado y ejercer un compromiso profético. María es el ejemplo de desprendimiento, solidaridad y servicio a los más necesitados. Servir al pobre poniendo en práctica las obras de misericordia (Mt 25,31-34). No caigamos en el despilfarro, la hipocresía, las apariencias. Evitemos gastos superfluos y escuchemos la verdaderas necesidades y las exigencias del Pueblo antes de “gastar por gastar” o dejar tras de nosotros los llamados elefantes blancos. Condenemos las crecientes desigualdades producidas entre los que ostentan el poder y se olvidan que son servidores del pueblo, a ejemplo de María.

9.- Conclusión

Hermanas y hermanos que María siga siendo modelo de mujer, de madre, de creyente, de misionera y de radical compromiso con el reino de Dios. Que la mamita de Guadalupe siga fortaleciendo nuestra identidad misionera de nuestro pueblo y que interceda ante Jesucristo, para que la paz y la unidad; el amor y la verdad; el respeto y la tolerancia; la justicia y la reconciliación sean signos visibles de un pueblo creyente en estas tierras chuquisaqueñas.

Felicidades, Madre, en tu día

Virgen de Guadalupe en Plaza 25 de Mayo
Virgen de Guadalupe en Plaza 25 de Mayo

Sucre, 8 de septiembre de 2018

Mons. Jesús Juárez Párraga, sdb.

ARZOBISPO DE SUCRE

 

[Imágenes: CENACOM]