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Monseñor Jesús Pérez: “El comienzo de las celebraciones pascuales”

Tomemos en serio estas cinco semanas principales de la Cuaresma. Vivir en Cristo significa siempre ser conscientes del mal, del egoísmo y de los numerosos límites que hay dentro del corazón de cada persona…

Damos inicio con el primer domingo de Cuaresma a las celebraciones Pascuales, propiamente la Cuaresma comienza hoy. El Miércoles de Cuaresma, recibiendo la ceniza sobre nuestras cabezas, hemos señalado con nuestro porte externo que nos enrolamos en la fila de los pecadores. Sí, somos todos pecadores y al recibir la ceniza, si no ha habido en cada uno la decisión de empezar a dar pasos hacia una auténtica conversión, podremos decir que nos hemos auto-engañado. Sin querer estamos queriendo engañar a los demás hermanos. Para que sea un acto de verdad de conversión hay que tomar la decisión de convertirnos, desde el inicio de Cuaresma.

¡Se viene la Pascua! Para algunos esta expresión puede ser algo exagerada. ¿Cómo anunciar la Pascua si hoy es el primer domingo de este tiempo, llamado tiempo fuerte de la Iglesia? La Cuaresma y la Pascua van juntas. No hay Pascua verdadera si no se vive de lleno la Cuaresma y no hay Pascua sin haber vivido bien, de verdad, en cambio mental, en conversión. Por ello, urge una reflexión profunda que nos lleve a descubrir la gran riqueza del misterio pascual, o sea, la Muerte y Resurrección de Cristo. Esto es el misterio pascual, la Muerte y Resurrección de Cristo Jesús.

Cuaresma es en realidad mucho más que una preparación para la Pascua. Es el comienzo mismo de las celebraciones pascuales. Es el primer acto del  drama, cuyo desenlace será la resurrección de Jesús. Nosotros hemos comenzado a vivir ya la Pascua de Jesús cuando hemos recibido el sacramento del bautismo, el sacramento de la reconciliación, todos los sacramentos, especialmente cuando celebramos la misa o eucaristía. Toda nuestra vida cristiana está impregnada del vivir el misterio pascual. Toda nuestra vida de discípulos de Jesús tiene desde principio de la Cuaresma una invitación a ejercitarnos en la conversión para llegar a un “morir con Cristo”. Sin ejercitarnos por imitar a Cristo y seguirle en fidelidad no hay conversión. No se llega a un morir con Cristo.  Hay que meterse de lleno en la vida de Cristo.

Tomemos en serio estas cinco semanas principales de la Cuaresma. Vivir en Cristo significa siempre ser conscientes del mal, del egoísmo y de los numerosos límites que hay dentro del corazón de cada persona. Reconocer siempre que fallamos de diferentes maneras y con diferentes pecados. Pero miremos bien, Cristo no nos pide mentir, nos pide ser santos, verdaderamente vivir como Él, siempre libres de las ataduras del pecado. Vivir en Cristo en la Cuaresma nos lo exige Jesús a Todos, para tener la vivencia del misterio pascual. Es necesario para vivir una auténtica conversión que reconozcamos nuestros pecados y nos haga humildemente aceptar el perdón, la justificación, la salvación, la salida que nos da el Señor desde su muerte y resurrección. Hermanos, vivamos la Pascua de Jesús y también la nuestra.

Sucre, 1 de marzo de 2020

Fray Jesús Pérez Rodríguez, O.F.M.

Arzobispo emérito de Sucre

[Imagen: unionguanajuato.mx]