Sistematización segundo conversatorio: “TENEMOS DERECHO A LA SALUD”
22.07.2020//PASCAR// En el marco de la celebración por el Día de la Iglesia Diocesana se realizó el segundo conversatorio: La Iglesia en tiempos de pandemia. “TENEMOS DERECHO A LA SALUD”, realizada el pasado jueves 17 de julio a través de una reunión zoom a cargo de la Pastoral Social Caritas.
“TENEMOS DERECHO A LA SALUD”
Sistematización del conversatorio
Jhonny Montero Irala, Director de PASCAR
En un contexto donde la situación sanitaria se agrava día que pasa por el aumento de contagiados por el coronavirus, la salud constituye el problema central de nuestra vida; por ello, creamos un espacio virtual para una reflexión comprometida y activa como Iglesia, de tal manera podamos juntos vislumbrar algunas acciones para coadyuvar en la lucha contra la pandemia.
Nos acompañaron en el Conversatario, el Dr. Joel Gutiérrez (Médico intensivista) y el Lic. Prosper Choque (Ex. Director del Hospital Cristo de las Américas). Fruto del diálogo, puntualizo lo siguiente:
Cómo está la realidad de la salud en nuestro municipio y departamento?
La experiencia compartida del Hospital Cristo de las Américas, en su tarea de ofrecer un “servicio de salud integral de calidad y calidez humana” en contexto de pandemia, nos muestra que el sistema de salud en el sector público, de seguridad social y privado, ha sido desafiado y encontrado con muchas limitaciones para enfrentarla (infraestructura, ítems, equipos, medicamentos, insumos de seguridad, entre otros). A esto se suma la falta de una voluntad política de realizar un trabajo conjunto, orgánico y coordinado entre el gobierno nacional, departamental y municipal.
Algunos de los efectos de la pandemia, en el Hospital Cristo de las Américas, se mencionaron: 1) La crisis financiera ocasionada por el retiro y ausencia de nuevos pacientes, tras los casos identificados de coronavirus en el hospital. 2) Personal de salud infectado por la atención de enfermos covid. 3) La toma de medidas de bioseguridad, protocolo de atención y la necesidad de crear un área de aislamiento, con un alto costo económico. 4) Capacitación del personal de salud. 5) Información para la prevención del covid en el área rural. 6) La entrega de canastas familiares a las comunidades. 7) La apertura a prestar servicios gratuitos de salud, a quienes donen plasma.
La vivencia de este centro de salud, muestra la realidad compleja y desafíos para las instituciones de salud, que tiene que hacer frente a la pandemia con todas las carencias sanitarias. Así mismo, refleja las acciones humanitarias y solidarias de la Iglesia que, a través de sus instituciones, fundaciones y pastorales, han venido contribuyendo al bienestar del Pueblo de Dios, en este tiempo.
Por otro lado, vemos cómo las poblaciones vulnerables, por sus recursos económicos limitados, no pueden acceder a los servicio de hospitales privados, ya que los públicos destinados a la atención de pacientes covid, están colapsados y no tienen las condiciones necesarias. La única opción que tienen es quedarse en sus casas con todas las limitaciones de una atención profesional, como debiera ser por derecho: sin medicamentos, porque no hay en las farmacias y, si es posible adquirirlos, lo hacen por cuenta propia y a costos altos por la especulación de los comercializadores.
La situación se agrava porque miembros de la familias más necesitadas, se ven obligadas a salir a las calles a realizar actividades económicas para poder mantener a la familia después de 5 meses sin trabajo, con el respectivo resultado del incremento de nuevos casos covid. Si bien las autoridades nacionales, departamentales y municipales han hecho el esfuerzo de brindar canastas familiares, vemos la imperiosa necesidad de contar con las condiciones de sanitarias para la atención de los enfermos y para quienes los atienden. Ante esta demanda, no atendida de manera eficiente hasta ahora, instancias de la sociedad civil se han organizado y están coadyuvando, como la Red Ciudadana, entre otros, en la dotación de insumos de bioseguridad, pruebas de diagnostico y medicamentos a las poblaciones que están en primera linea en esta pandemia.
Vemos que las autoridades sobreponen sus posiciones e intereses político-partidarios y electorales, a su responsabilidad de velar y proteger la salud y vida de la población. Los signos de ello, son: la falta de coordinación, su preocuparon por el cuidado de su imagen publica, la lentitud en el desembolso de recursos, el retraso en la implementación de una estrategia de rastrillaje que permita la detección temprana de la enfermedad y el tratamiento oportuno que permita salvar vidas. Por el prolongado tiempo de estamos en cuarentena, tenemos a una población que ahora está en las calles expuestas al contagio; una población que ha quebrantado los protocolos de bioseguridad, desvirtuando las disposiciones de las autoridades y médicos para evitar la propagación del virus; una población que ha tomado como opción la automedicación; una población con temor, con estrés y vulnerable, que necesita un acompañamiento médico, psicológico y espiritual.
El Dr. Joel, expuso su profunda preocupación ante la dramática situación de sufrimiento y muerte de personas muy allegadas por la imposibilidad de acceder a una terapia intensiva, porque no hay suficientes. La salud pública esta desamparada, indefensa. También por la irresponsabilidad y falta de educación de la gente que circula en horarios no establecidos y que, una vez más, desvirtúa el esfuerzo de quienes están batallando en primera linea en esta pandemia. El resultado: médicos, enfermeras, personal salud infectados, en terapia; otros dados de baja. El riesgo no deseado, es que se de un escenario sin personal de salud, si los contagios continúan por la falta de insumos de bioseguridad.
Ante este panorama sombrío, urge atender y reducir la enfermedad de manera oportuna, poniendo el énfasis a la atención de los pacientes en sus primeros síntomas, para evitar la evolución de la enfermedad y no llegar a la internación y menos a la terapia intensiva. Además, continuar con la educación en los protocolos de bioseguridad, el cuidado de la alimentación, el distanciamiento social, entre otros. Así mismo, necesitamos llegar a los más necesitados con el diagnostico oportuno, el tratamiento médico y la adecuada terapéutica para evitar la terapia intensiva. Para ello, contamos con la plataforma virtual “midoctorsucre.org” para la consulta con profesionales médicos.
Qué nos motiva e inspira a actuar en este contexto?
La Iglesia, dentro de su brazo social, tiene a la pastoral de la salud, cuya tarea es fortalecer una cultura de defensa de la vida y la salud integral, desde la solidaridad, desde una espiritualidad samaritana; a través de la promoción y educación en salud; y desde la incidencia en instituciones de salud en su dimensión ética, que humanice esta área. Sin embargo, esta tarea no es exclusiva de la pastoral de la salud, sino es tarea de cada cristiano y constituye parte de la misión de la Iglesia: defender y promocionar la salud integral del Pueblo de Dios.
Esta misión tiene su fundamento en la fe en Dios que es vida, que quiere el bienestar de la humanidad. Dios nos ama, cura, consuela y salva. Es un Dios de vida y amor; por ello, envío a su Hijo Jesucristo, que asumió nuestra naturaleza para redimirla. Jesús ha venido para que tengamos vida plena y en abundancia (Cfr. Jn 10,10). En su paso por la vida de personas, familias y pueblos, proclamó el Reino, curó toda enfermedad y dolencia (Mt 4,23). Por amor y misericordia se acercó a los leprosos, pobres, mujeres, excluidos y marginados de la sociedad, para sanarlos, devolverles su dignidad y reinsertarlos en la sociedad. Jesús es fuente de vida, de salud integral y de salvación para la humanidad.
La dignidad de la persona esta siendo vulnerada por la falta de atención en su salud, lo que hace que su vida y dignidad no esta siendo valorada, especialmente de las personas empobrecidas que no pueden acceder a una atención privada como lo están haciendo autoridades y sectores sociales privilegiados económica y políticamente. Es una realidad que nos exige como Iglesia, reafirmar nuestra opción por los pobres, como lo hizo Jesús. Reafirmar el compromiso cristiano que lleve a los dueños de hospitales, centros de salud, de farmacias; a los proveedores de insumos de salud, a los funcionarios públicos en altos cargos de gobierno, a la solidaridad efectiva para con los pobres y no hagan del sufrimiento y dolor de la población una oportunidad para el negocio o satisfacción de sus intereses políticos; más al contrario, que todos podamos vencer al dolor y la muerte, con acciones de responsabilidad y solidaridad para la esperanza y vida de la población.
Como Iglesia, comunidad de creyentes, somos corresponsables de la situación de salud y tenemos la misión de contribuir al bienestar del Pueblo de Dios, poniendo en el centro de nuestro ser y quehacer pastoral, a la persona humana y su salud integral, que armoniza la dimensión corporal, psicológica, social, ambiental y espiritual. La cercanía, la acogida, el acompañamiento espiritual, son actitudes cristianas deseables en este tiempo de distanciamiento, de miedo y hasta de discriminación del enfermo de civid.
Qué podemos hacer en esta situación de vulneración del derecho a la salud?
Acompañamiento espiritual y psicológico: Hay una demanda muy sentida y es el apoyo espiritual y psicológico a los enfermos, sus familias y a toda la población que está en una situación de indefensión. En este entendido, se propone crear espacios de oración y apoyo psicológico a los enfermos, para rezar con ellos y animarles; a través de plataformas virtuales y redes de radios y canales de televisión. Se propone formar un equipo interdisciplinar para acompañar y realizar una terapia social, con el capital humano de profesionales del ámbito social, sacerdotes y laicos. (Correo del Sur, ofrece sus plataformas digitales y la red de medios: emisoras de radio, canales de televisión, para la transmisión en red, de este acompañamiento espiritual por parte de las autoridades eclesiales, los médicos y psicólogos).
Fortalecer la pastoral de la salud en las parroquias, para que los párrocos y laicos estén más cercanos a los enfermos, para que todos los católicos se conviertan en custodios de la vida y la salud: cuando los visitemos en su lecho de dolor, cuando participemos aportando en campañas solidarias para la salud, cuando aportamos nuestros conocimiento profesionales como médicos, enfermeras, psicólogos…; cuando aportemos nuestro servicio para el cuidado de la salud de la población. Para ello, es necesario fortalecer la formación de los agentes de pastoral de la salud, para el acompañamiento a los enfermos, para llevar la Santa Comunión y dar testimonio de protección de la vida, en cada acción cotidiana.
Acrecentar la solidaridad personal, familiar e institucional. Sumar nuestras conocimientos servicios y recursos para brindar el apoyo necesario a las autoridades, personal de salud
En este espíritu, los maestros participantes, ven la necesidad que los aportes mensuales que todos los maestros realizan a la Confederación y Federaciones, sean destinados a la lucha contra la pandemia, de acuerdo a las necesidades más prioritarias en este momento.
Incidir social y políticamente en la superación de la pobreza, las injusticias sociales y la corrupción que son causas de la precariedad actual de la salud; uniéndonos efectivamente en demandas como la asignación del más del 10% del presupuesto a la salud; a travez de comunicados que reflejen las demandas de la población, entre otros.
Socializar y usar el servicio de la página Web: midoctorsucre.org que es plataforma de la Red Ciudadana que busca ayudar a los pacientes con síntomas de covid, para sus consultas y recibir orientación con médicos desde sus domicilios.
Ser articulador de las instancias responsables de enfrentar la pandemia. Se sugiere que la Iglesia pueda sentar a todas las autoridades que tienen que ver con el manejo de la salud publica y articular el trabajo en una misma dirección y orientación.
Que la Iglesia, a través de la Pastoral Social Cáritas sea la que administre y destine los insumos de salud adquiridos con recursos de la Campaña “Todos contra el covid”, a las familias que realmente necesitan y personal de salud que así lo requieran.
Y finamente se sugiere que lo apuntado del conversatorio, pueda ser consolidado en un plan concreto de parte de la Iglesia, cuya ejecución nos conduzcan por los caminos que nos conducen a la vida (Cfr. Aparecida): Cuidando la persona humana y su dignidad, cuidado del hermano enfermo, cuidado de la Casa Común, promoción de la cultura de la salud integral y cuidado de una evangelización, cuyo fin ultimo es la vida del Pueblo de Dios.