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Constantino Burgos: “Se nos fue un sacerdote lleno de vida”

Esta mañana, mientras estaba en las Jornadas Académicas de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, donde fuiste docente por muchos años en la carrera de Ciencias de Educación, pensaba sobre los momentos más significativos que pasamos en familia.

Te conocí a través de Sonia en la Parroquia Pío X siendo un cura de barrio, querido y admirado por todos tus feligreses. Cerca de 30 años, cada 26 de mayo, en tus cumpleaños te rendían homenaje, se ilusionaban por tenerte feliz y contento, acompañándote y compartiendo contigo todo lo que podían.

Celebraste nuestro matrimonio, viste crecer a mis hijos desde pequeños hasta que lograron volar con sus propias alas, tuvimos una cercana interacción en familia, tal que mis hijos te dicen “Tío Dardi” por la compañía, el afecto y cariño mutuo, porque además fuiste el abuelo que mis hijos no tuvieron de mi parte. Muy pocos te conocían como Francisco Dardichón Abello, sino simplemente como ‘Dardi’.

Recuerdo que una vez no pudimos recoger a Diego —estaría de ocho años— del Colegio Ítalo Boliviano por razones de trabajo. Te llamé por teléfono para decirte que tuvieras la gentileza de recogerlo para llevarlo a la parroquia para luego ir por él. Contabas que en el trayecto hacia la parroquia la gente te saludaba con mucho afecto y Diego te preguntó ¿Tío Dardi, por qué tanta gente nos saluda? Un hecho significativo de ser sencillo, popular, querido y apreciado por los vecinos de Villa Coronilla, que tuvieron el privilegio de tener un cura comprometido con las necesidades y expectativas de sus feligreses.

Todo el mundo te conocía como Dardi, un sacerdote sencillo, en la parroquia, en el colegio Ítalo Boliviano, en el Instituto Superior de Estudios Teológicos, la Universidad Mayor de San Simón, La Católica, con muy poco apego a las cosas materiales, dispuesto siempre a ser un ejemplo, un modelo a seguir. Dejaste huella imperceptible que fueron aflorando a través del tiempo en las parejas, los matrimonios, las familias, los hijos y que siempre te recordaremos con inmenso cariño.

No fuiste un cura anodino, vacío, dogmático, conservador. Fuiste un sacerdote lleno de vida, como me expresó ayer el padre Antonio Menacho y cuando estabas a tres meses de cumplir tus 90 años. Has sido un sacerdote jesuita identificado con los valores de la Doctrina Social de la Iglesia, dispuesto a defender la democracia, el respeto de los derechos humanos, la justicia a través de tus columnas en el periódico Opinión y la transmisión de la misa a través de Radio San Rafael.

Ahora que ya estas en la otra vida, Dardi, dejas un vacío en nuestros corazones, te recordaremos por tus valores, por la enseñanza que nos dejas con tu ejemplo de vida, de profesor, de intelectual, uno de los pocos curas que incursiona como docente en una universidad pública.

Querido Dardi, te vas a la otra vida sin enterarte del empate del Barcelona y del partido perdido de Wilstermann frente a San José, los dos equipos de tus amores, pero queda pendiente la revancha y lo que me dijiste la anterior semana cuando te fui a visitar en la Casa Esperanza, “Cuando esté mejor me invitas a comer”, compromiso pendiente que saldaremos en la otra vida.

Apreciado y querido Dardi, gracias por haber sido parte de nuestras vidas, por haber compartido momentos tan significativos de la vida de mis hijos. Te tendremos siempre presentes en todas nuestras acciones recordando al Dardi amable, sencillo, gentil, humorista y siempre dispuesto a compartir tu tiempo y tus enseñanzas. Un abrazo y un adiós final de despedida.

(Constantino Burgos)
[Foto: facebook de Constantino Burgos]