El Señor de Maica, más que una fiesta de devoción

Arquidiócesis de Sucre 09.09.18//CORREO DEL SUR//Una interminable fila de personas se forma a los pies de quien les concede salud, bienes y otro tipo de bendiciones; es el Señor de Maica, la advocación de Jesucristo crucificado que convoca a miles de fieles cada 6 de octubre en la comunidad La Calera del municipio de Yotala, donde es reverenciado con gestos de amor y de respeto.

En víspera de la festividad del Señor de Maica, decenas de buses se predisponen a trasladar a los feligreses desde el Cementerio General de Sucre, a La Calera, ubicada a una hora, pasando por Yotala y Ñucchu.

De Sucre a Yotala, la carretera permite un viaje cómodo, y desde ese punto hasta la comunidad, el camino es de tierra, empedrado, otra parte pedregoso y de tierra; se debe cruzar por el río al menos tres veces, ante la falta de puentes, pero no es un obstáculo para visitar al Señor, aseguran los fieles, quienes no dudan en recobrar fuerzas en Ñucchu, con un ají de arveja, haba, saice o algún otro plato típico que ofertan al menos unas 15 venededoras de temporada, como María Isabel Flores, que sólo busca ganarse la vida durante esta festividad.

Ya con el estómago lleno y continuando el viaje, se empiezan a observar simpáticos paisajes entre montañas, animales y vegetación que dan señal del acercamiento al santuario, pero la alerta real es la acumulación de piedra blanca que sirve de materia prima para hacer cal, por eso la comunidad lleva el nombre de La Calera.

Es también visible el camino al calvario que tiene 14 estaciones para venerar al Cristo en una de las montañas. Aunque los creyentes empiezan a acudir con mayor frecuencia desde el 29 de septiembre, el 6 de octubre es la jornada que convoca a muchos más. De entrada, se observa el tránsito frecuente de vehículos que llegan o se van.

Cerca del improvisado estacionamiento en afueras del templo, donde no siempre se encuentra un lugar, también están instaladas las vendedoras de artesanías, comida y bebidas alcohólicas. Unos pasos más allá, al recorrer por una calle angosta, empieza la feria de la Alasita donde se ofertan ante todo vehículos en miniatura y billetitos; otros ofrecen imágenes del Señor de Maica en distintos tamaños y precios, escapularios, rosarios, denarios, cuadros y otros para ser incienciados, proporcionados por amautas que también se dedican a la lectura de la suerte.

Una vez adquiridas las ilusiones, casi siempre en familia o pareja, se dirigen hasta el santuario donde se forma una larga fila para llegar a los pies de Jesús crucificado.

Las muestras de amor, agradecimiento y la petición de nuevos milagros se expresan con veneración, tocando el pollerín del Cristo, echándole mixtura, incienso o flores.

Contiguo a la Capilla antigua se ubica el velatorio, una pequeña habitación con escrituras de gratitud y encomiendas y al fondo una pequeña imagen del “Tata”. Niños con sus padres y abuelos son los afanados en buscar un lugar dónde encender la próxima vela.

El velatorio también se constituye en un espacio más íntimo, donde incluso se derraman lágrimas al pedir un milagro, especialmente de salud.

Casi al ingreso de este ambiente, mientras vende sus velas junto con otras mujeres, Narcisa Ríos comenta que este año la venta no es la misma que en 2017. Añade que antes el velatorio se llenaba con velas blancas, pero con el tiempo y las nuevas tradiciones aparecieron las de colores que según la creencia tienen diferentes significados. Aunque en menor cantidad también vende cebos, los que solían ponerse ante la imagen del Señor, recuerda, algo que ahora ya no se permite.

Martha Sánchez es otra comerciante que se ubica en la puerta del santuario y rememora que hace varios años se vendían sólo rosarios artesanales, acto con el que ella sigue, pero “la moda” los obliga a ofrecer también manillas y cadenas, entre otros. Dice que el Señor “es muy milagroso” y le ha permitido tener buena salud.

LOS PREPARATIVOS

Agustín Calvo y Dora Flores son una pareja que desde hace diez años se hace cargo de la custodia del santuario, al igual que de la organización de la fiesta. “Era un niño de la calle, esperaba que se abran las puertas de la iglesia para que siguiera durmiendo”, empieza a relatar su historia Agustín. Lo único que pidió, dice, es salud y trabajo. Ahora es jubilado al igual que su esposa, tras desempeñarse como chofer y maquinista; tienen un hijo y apoyaron a otros cinco muchachos huérfanos.

“Todos los años me vengo de Sucre desde agosto hasta que pase la fiesta. Yo ahora estoy sano, hace unos años me sacaron un riñón y estoy tranquilo. Tengo miedo, pero ¿seré digno de tanta misericordia del Señor?”, cuenta sollozando.

Como custodios, también se encargan de administrar las donaciones de los devotos, al menos 20 son los que “siempre” colaboran en señal de agradecimiento. Recientemente se estrenó un tinglado en el patio del templo para dar cobijo a los creyentes que no tienen dónde dormir.

Por donaciones, relata Dora, la parroquia tiene 30 payasas que se prestan a los primeros que llegan.

La comunidad también abre las puertas de sus hogares para alquilar ambientes, cada cuarto puede costar entre Bs 100 y 150 por noche, dependiendo del tamaño.

LOS FESTEJOS

Al caer la noche del 5 de octubre, se alista una presentación folclórica con grupos de danza, como el Ballet Folclórico Municipal de Sucre y la Diablada Tarabuco (Thanta Morenos), entre otros varios. Familias y todos los asistentes encienden juegos pirotécnicos para amenizar la noche y alistarse para las actividades religiosas desde la madrugada.

Adali Durán es un bailarín tarabuqueño que viaja a La Calera desde hace 18 años junto con su familia nuclear. Cuenta que su fraternidad es un legado desde sus tátaratátarabuelos, empero ellos solían acompañar con sicuris, indica, al reconocer que los Thanta Morenos de Tarabuco, con las nuevas generaciones, actualizaron su nombre a Diablada y el baile es con banda, aunque no han olvidado cantar las coplas en la iglesia.

“Tenemos esa devoción del Señor de Maiquita y de la Virgen del Rosario, la patrona de Tarabuco. Tenemos esa devoción y conformamos como unos 50 (bailarines) o más, dependiendo quiénes pueden venir porque los paisanos llegan desde Argentina, España, Chile y Brasil”, cuenta.

Su pedido todavía no le fue concedido pero da fe de que familiares y vecinos fueron escuchados al recibir casas, autos, estudio y salud. Su hermana mayor Edith Durán, ratifica la versión de Adali y dice que “cuando pedimos algo nos cumple”. Una vez en La Calera, la familia debe ir en busca de un cuarto en alquiler para pasar la noche.

El 6 de octubre, día del Señor del Maica, la feligresía se aglomera desde la madrugada en el punto más alto del calvario en el Cerro Calavera, desde donde se desciende rezando el viacrucis y cantando alabanzas. Una vez en las faldas del cerro se celebran misas cada dos horas y la eucaristía central es a las 11:00.

En esta festividad los vehículos son una de las adquisiciones más bendecidas tanto por el sacerdote como por amautas, adornados con aguayos y ch’allados con cerveza.

El párroco de Yotala, Claudio Delgado, comenta que “mucha gente”, especialmente enferma, llega hasta La Calera. “El Señor de Maica que es tan bueno siempre, nos ha dado la salud abundante. He bendecido a mucha gente que ha venido aquí, les he puesto los santos óleos y han sido bendecidos con la alegría del Señor y ahora están sanitos, muchos han traído a sus hijos para ponerlos en las manos del Señor para que los bendiga”, agrega al pedir que cuando visiten el santuario lo hagan “de todo corazón”.

En el punto de informaciones, Javier Echalar acompaña a Doram mientras Agustín atiende las necesidades de los visitantes. Ambos relatan que durante las eucaristías también se llevan a cabo bautizos, y cada año, al menos un matrimonio improvisado, si cuenta con todos los requisitos, sin necesidad de padrinos ni vestir de blanco o de terno. Si se solicita el padrino de bodas, dicen, suele ser el Señor de Maica, al igual que de los custodios que tienen más de cuatro décadas juntos.

La festividad acoge por lo menos a 100 mil devotos cada año, extendiéndose hasta el 20 de octubre aproximadamente. La parroquia anunció que cada último domingo de mes, se celebra una misa a las 12:30.

“La Virgen de Guadalupe es nuestra patrona; el Señor de Maica es nuestro patrón”, remarca Dora.

LA IMAGEN DE CRISTO

De acuerdo con información de la parroquia, Jesús Crucificado está en una cruz de madera de unos 1.70 metros de alto. La imagen esta hecha de madera y estuco. El cuerpo tiene llagas, la cabeza agachada con cabellos negros y largos y una corona de espinas hecha de plata. Sus rostro presenta una barba espesa; ojos negros y resplandecientes.

Detrás de la cruz salen rayos de plata que representan la luz. Tambien lleva una bandera boliviana que cruza del hombro derecho al costado izquierdo; su vestimenta es un pollerín diferente cada año.

Solamente durante su fiesta la imagen es adornada con los regalos de oro y plata, el resto del año el Señor está en la hornacina principal del templo.

Lleva la advocación de Maica por el traslado de una capilla cercana de la jurisdicción hasta la hacienda Maica de José Miguel Figares.

Templos

La capilla antigua fue construida en 1902 por contribución de Aniceto Arce y tiene una capacidad para unas 70 personas, espacio insuficiente para la feligresía; actualmente está afectada por la humedad, allí ya no se celebran misas aunque sigue atrayendo la primera cruz del “Tata” que data de 1887.

El nuevo templo pensado en =los fieles se consagró en 1978, durante la dirección del entonces arzobispo y después cardenal José C. Cardenal Maurer, y puede recibir a unas 400 personas, excediendo su capacidad.

ALGUNAS LEYENDAS

La aparición del Señor de Maica está basada en varias leyendas transmitidas por devotos de manera oral de generación en generación.

Según la versión transmitida por el padre Porfirio Miranda: “el Cristo de La Calera tiene su origen potosino en la localidad de Llokhallacito donde se encuentra el puente del diablo. En Llokhalla había una capilla donde se veneraba a este Cristo, con el paso del tiempo la fe de sus habitantes fue disminuyendo y empezaron a dedicarse a la borrachera y a los placeres mundanos hasta que un día el Cristo como castigo mandó a llover en demasía constituyéndose en un diluvio. De la quebrada Llokhalla salió un turbión enorme llevándose cuando se encontraba a su paso, arrasó la capilla y se llevó al Cristo a las orillas del Pilcomayo y encalló en un lugar llamado posteriormente por ese hecho Maica ”.

Petrona Torrez Valdivieso relata otra de las versiones: “un campesino llamado Tiburcio Robles había perdido a sus vacas y un Viracocha le dijo que llevara una carta a Don Manuel Fijares (sic), patrón de Maica, quien debía contraer matrimonio con la señorita Elena Bedoya, abuela de la relatante, ésta no se casó porque la madre impidió la boda aduciendo que el patrón no debiera casarse con su arrendera, suponiendo que Fijares engañaría a Elena; la abuela los separó; pero Elena esperaba familia y contra su voluntad fue casada con Melchor Valdivieso, clarinetista de las fiestas. A pocos meses del matrimonio nació la criatura, Manuela Valdivieso, que el patrón reconocería como hija verdadera.

El campesino finalmente llevó la carta a don Manuel Fijares quien le recibió asombrado de la misiva ordenó que ensillen su caballo de inmediato para visitar el lugar que le indicó el portador de la carta. Llegando al lugar no vio a nadie, sólo la imagen del cristo crucificado que se expresó: “Soy el Señor de Maica y tienes que construir una capilla en mi honor. El patrón se arrodilló y luego con la ayuda de los campesinos levantó la capilla cuyas paredes se conseran hasta el presente”.

Fuente: Breve historia del Milagroso Señor de Maica del Fray Alfonso Caba.