El Pan de Vida

Mons. Pérez: “La falta de Fe en la Eucaristía”

Arquidiócesis de Sucre 22.08.18//El evangelista Juan no nos da en su evangelio la institución de la Eucaristía en la última Cena, pero si nos escribe de esta cena, la cual reemplaza a la Cena pascual, cuando señala el lavatorio de los pies de los Apóstoles y el mandamiento nuevo: “Ámense como yo los he amado”. Sin embargo, Juan nos ofrece una “catequesis” o una “teología” eucarística profunda con ocasión de la promesa que hace de la eucaristía, al día siguiente de la multiplicación de los panes. El primer texto bíblico sobre la Cena del Señor lo tenemos en la carta de Pablo a los corintios y siguen los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas.

Los judíos se preguntaban – “¿cómo este puede darnos a comer su cuerpo?” Este lenguaje de Jesús resultaba duro, hasta el punto de dejar de escucharle y abandonarle. Fue la prueba de fuego, la instancia decisiva. ¿En qué consiste la dificultad de esta gente? La pregunta puede parecer ociosa., porque a primera vista se ve la respuesta: la gente no puede aceptar la idea de la eucaristía, del banquete de la pascua nueva en el que se inmola y se consume no ya un cordero, sin el Cuerpo y la Sangre del Hijo de Dios, hecho hombre. La falta de fe en la eucaristía, o en el poder de Jesús para instituirla.  Sin duda que entendieron lo que Jesús quería hacer. De ahí la pregunta: “¿cómo puede este hombre darnos a comer su carne?

Pero hay algo más, el problema es más amplio, es la dificultad de aceptar el don que Dios hace de sí mismo en Cristo, la entrega plena de Jesús, su muerte en la Cruz, la comunicación y la participación en su gloria. Lo que sorprende y casi espanta es la magnitud del don, la profundidad de la intimidad. Se suele decir que “que cuando la limosna es tan grande hasta el santo desconfía”. Sí, desconfiaron los discípulos, igualmente los oyentes.  Se quedaron los 12 apóstoles ante el anuncio de la Eucaristía.  Este problema lo tienen la mayoría de los cristianos católicos en nuestros días, en la práctica, ya que, no reciben la comunión y no celebran cada domingo el Dia del Señor.

La eucaristía es el memorial, es la actualización del sacrificio de Cristo en la Cruz, es la acción de la Iglesia que hace presente nuevamente la ofrenda al Padre. Y así perpetúa el sacrificio de Cristo, por voluntad suya: “´Haga esto en memoria mía”. Lo que anunció y prometió Cristo, según el evangelio de Juan, los fieles cristianos lo celebran Cena del Señor en cada misa.  Acostumbrados o inclinados a aceptar menos, mucho menos. Hoy día, ante esta realidad que no se hace caso del mandato de Cristo, nos podemos preguntar: ¿cómo puede Dios amarnos tanto? ¿Cómo puede Dios amarnos a cada un como si fuera el único? ¿Cómo puede darnos su Cuerpo y Sangre y así llegar a la vida eterna?

Sucre, 19 de agosto de 2018

Fray Jesús Pérez Rodríguez, O.F.M.

Arzobispo emérito de Sucre

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