11 AÑOS DE ORDENACIÓN EPISCOPAL DE MONS. ADOLF BITTSCHI MAYER

Arquidiócesis de Sucre 08.08.2019//INFODECOM// Monseñor Adolfo Bittschi Mayer nació en Ingolstadt, en Alemania, el 1 de diciembre de 1950 y fue ordenado sacerdote el 18 de junio de 1977 en Eichastätt, en su país natal, tras obtener un diploma en teología. Fué consagrado Obispo el 8 de agosto del 2008.

Hoy es Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Sucre y Responsable de Misiones de la Conferencia Episcopal Boliviana.

Desde su llegada de Alemania en 1983, Mons. Adolfo se dedicó fuertemente a la evangelización, profundizando la misión en su parroquia. Asegura que los sacerdotes deben ser misioneros siempre. Particularmente a él le satisface que sacerdotes de la diócesis se encuentran haciendo misión en otros lugares.

Mons. Adolfo Bittschi, con 68 años de vida, con 42 años de vida sacerdotal, después que en 1977 consagrara su vida al Señor, en el 2008 recibe el nombramiento de Obispo Auxiliar de Sucre y Titular de Nigizubi, a nombre de todos aquellos que caminaron junto a él y todos aquellos hombres y mujeres misioneros que dejan sus hogares y su familia para servir al Señor.

Mons. Adolfo fue nombrado Obispo por el papa emérito Benedicto XVI como Obispo titular de Nigizubi y obispo auxiliar de Sucre – Bolivia. El lema de su ministerio episcopal es:   “Pax vobis”, que significa: “La Paz esté con ustedes”.

Vocación

Monseñor Adolfo Bittschi recuerda que en su niñez, realmente era un niño muy travieso, exageradamente inquieto. Un día, cuando cursaba el tercero básico de la escuela, preparándose para recibir el Sacramento de la Primera Comunión, realizó su primera confesión. Ese fue un gran acontecimiento que hasta ahora no puede olvidar: “para mí fue realmente algo muy grande, pensar que yo era perdonado de todas mis travesuras, estar limpio y puro de nuevo, ese día fui tan feliz, nadie puede imaginar la alegría que sentí, el alivio de estar limpio de pecado, mis travesuras estaban perdonadas, es una sensación que nunca olvido”, dijo. Luego sucedió algo que jamás pensó: “en una de mis confesiones, el padrecito me preguntó, ¿quieres  ser sacerdote?. Me asusté muchísimo. Yo me preguntaba en mi interior ¿cómo un niño tan travieso como yo podía ser sacerdote? y respondí asustado, que eso era para niños buenos, y no alguien como yo”. Sin embargo, confiesa que desde ese momento algo empezó a cambiar en su interior.

Desde ese momento, y dadas las circunstancias,  ya con el sentimiento de ser sacerdote, elige asistir a un colegio de Humanidades, donde se enseñaban latín y  griego, idiomas que eran útiles para el ejercicio del sacerdocio. Aunque confiesa que tenia muchas aptitudes para las matemáticas.

Sus estudios académicos y formación mariana, lo impulsan a trabajar intensamente en la pastoral, realizando actividades con jóvenes que tenían inclinaciones de ser sacerdotes.

Misión en Bolivia

Mientras realizaba sus estudios en el seminario, el año 1971, le contaron de Bolivia. “Me invitaron para estudiar aquí, pero las dificultades de la vida del campo me hicieron rechazar la oferta. Yo dije: visita sí, pero trabajar allá, no. Sin embargo me propuse visitar Bolivia al finalizar mis estudios, y así lo hice en 1981 junto a dos hermanos sacerdotes”.

En 1983, el 28 de octubre, llega a  la ciudad de La Paz. Recuerda que fue recibido por el Cardenal José Clemente Maurer y el P. Otto Strauss. Fue trasladado a la ciudad de Sucre para luego continuar su viaje a Camargo, donde trabajó un año. Después le comunicaron que debía trasladarse a Incahuasi para dirigir la parroquia. Para él fue difícil aceptar esa noticia: ”Me resistía, creo firmemente que sin la ayuda y el apoyo del P. Otto hubiera sido más difícil todavía”.

Cuenta que los ojos se le llenaron de lágrimas porque no quería ir a Incahuasi, lugar desconocido para él. Una región donde se hablaba quechua y confiesa que ni siquiera podía hablar el castellano bien: “Realmente sentía mucho temor y viéndome, el P. Otto se compadeció de mí y me dijo: “quédate un año más en Camargo, mientras te acostumbras”. ¡Para mí fue realmente un alivio!. Fue entonces que decidí tomar un curso básico de quechua y me dispuse a prepararme para trabajar en Incahuasi”.

Un gringuito, que se quedó muchos años, llega a Incahuasi el 10 de marzo de 1985. Nunca imaginó que duraría en el cargo de párroco 23 años. Tanto es así que él, como algunas personas de Incahuasi, pensaban: “este gringuito duraría poco, poco más de un año por esos lados”.

A su llegada, la gente lo recibió con mucho cariño y muchas peticiones. “A mi llegada me pidieron organizar grupos de renovación carismática, encuentros y talleres de formación. Y eso fue muy grato para mí. La gente tenía hambre de fe”. Acepta que desde su llegada sintió el cariño de la gente haciendo que sus temores se disipen y empezó a trabajar con todos los miembros de la Iglesia.

Monseñor Adolfo Bittschi, Obispo Auxiliar

“Dios me protege. Con esta confianza de que Dios me ayuda, asumo este cargo que no es nada fácil. Humanamente tendría que correr como el  profeta Jonás, pero lo asumo”.

“El 8 de mayo, viajé a la ciudad de La Paz, a una consulta. Me encontré con Mons. Jesús Pérez, a quién yo le pregunté: “¿Monseñor, qué sucede?” Y él me dijo: “¡Sea generoso como la Virgen!” A mi llegada, la noticia no me sorprendió mucho, ya que yo algo sospechaba, y acepté el nombramiento. Pero lo hice a nombre de muchos catequistas, y cientos de jóvenes que dejan familia y país para asumir su vocación”.

Nuestra Iglesia debe ser misionera

Desde su llegada de Alemania en 1983, Mons. Adolfo se dedicó fuertemente a la evangelización, profundizando la misión en su parroquia. Asegura que los sacerdotes deben ser misioneros siempre. Particularmente a él le satisface que sacerdotes de la diócesis se encuentran haciendo misión en otros lugares: “Tenemos misioneros en Santa Cruz, en Tarija y Alemania”, afirmó.

Datos Complementarios

Tras ser ordenado sacerdote ocupó el cargo de vice-párroco en Parroquias de Eichastätt, y desde 1983 desarrolla su labor en Bolivia como sacerdote “fidei donum” (sacerdotes enviados por una diócesis durante un tiempo determinado a un lugar de misión).

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